Le falta coherencia, rigor y, sobre todo, dominio de los resortes narrativos y dramáticos para que la interesante historia y con notable anclaje en la realidad que nos cuenta llegue al ánimo del espectador y asimile una denuncia ciertamente encomiable.

Los defectos en la realización de la debutante en el largometraje Isabel de Ocampo, que demostró cualidades considerable en la dirección en el multipremiado corto Miente, son obstáculos insalvables en una película que resulta simplista, maniquea y, sobre todo, sin credibilidad y con unos personajes esquemáticos.

De este modo se viene en parte abajo un producto nacido bajo los mejores auspicios, que desentierra cuestiones de rabiosa actualidad en nuestro país y que tenía alicientes de todo tipo para haber llegado muy lejos. Tanto es así que su voluntad de mostrar la realidad que atrapa en el mundo de la prostitución en España a jóvenes venidas de otros países, sobre todo de Latinoamérica, que han sido engañadas con ofertas de trabajo, hay que valorarlo como se merece. Los mejores minutos de la cinta son los primeros, los que nos llevan a un Perú rural y humilde en el que se desenvuelve Evelyn, una joven sin futuro en un entorno tan mísero y deprimido.

Es la víctima idónea de unas agencias que se dedican a venderles una imagen idílica de España en base a la cual tienen asegurado, si se deciden a saltar el charco, un empleo digno y muy bien remunerado. En su caso, además, su deseo de aceptar la oferta está vinculado a una prima que ya se encuentra en nuestro país y que asegura que las cosas le van muy bien. Incluso la llegada a su nueva morada, que no es otra cosa que un club de alterne de carretera, aporta datos estimables que van confirmando a Evelyn cuál va a ser su verdadero trabajo.

No sólo no será camarera en un bar, sino que deberá ejercer la prostitución, en su condición de señorita de compañía, y aceptar unas normas por las que se convierte poco menos que en una esclava sexual hasta que pague la enorme deuda contraída. Desgraciadamente, la cinta se viene abajo por completo a medida que se trata de contar el lavado de cerebro al que se somete a la protagonista.