Delata la positiva y considerable evolución de su cine, con signos además de marcada personalidad en la sintaxis, certificando con claridad que es uno de nuestros más loables cineastas del momento. Por eso la película ha sido preseleccionada, con otras tres, para representar a nuestro país en las nominaciones a la mejor cinta de habla no inglesa Y, sin duda, aunque todavía no hemos visto Caníbal, con más que razonables posibilidades.

Entre otras cosas porque es ya en la filmografía de Daniel Sánchez Arévalo, integrada por Azul oscuro casi negro, Gordos y Primos, un producto de relativa madurez que se sitúa muy por encima del cine nuestro de cada día. Esta descripción de la familia recurre a los resortes de la comedia para desentrañar sus problemas, pero no deja de lado el drama cuando hay que poner los puntos sobre las íes. Esta descomposición y recomposición de un clan, singular como todos, da pie a la sonrisa, aunque también desprende tristeza y amargura. Lo más llamativo y lo que aporta parte del toque personal es que toda la trama se desarrolla en el transcurso del histórico partido de fútbol de la final del campeonato del mundo de Sudáfrica entre España y Holanda, que terminó con la victoria española. Son tres horas, porque necesitó de prórroga, en las que se celebra, no sin controversia, la boda de un joven de 18 años, Efraín, y su novia embarazada y en la que la llegada de sus cuatro hermanos, Adán, Benjamín, Caleb y Daniel, motivará que una serie de temas pendientes o mal resueltos, en forma incluso de amores que vuelven a renacer, salgan a la palestras mientras el padre, que sigue sin superar el abandono de su esposa 8 años atrás, agoniza.

Aunque todos los hermanos arrastran frustraciones y generan tensiones, el verdadero catalizador de buena parte de los problemas es Caleb, que se marchó de casa sin previo aviso, abandonando a una novia, Cris, que buscó consuelo en Daniel. Lo peor es que todavía quedan en él muchos sentimientos dentro. Y mientras el mayor, Adán, vive una eterna depresión con su hogar roto, Benjamin ha superado su discapacidad psíquica y trata de pasarlo lo mejor posible. Sus nombres son los de cinco de los protagonistas del gran musical Siete novias para siete hermanos, que abre y cierra la proyección en clave de delicioso y entrañable homenaje.