Le faltan resortes fundamentales para que sus ambiciosos objetivos de regeneración del individuo, que es una parte clave de la película, lleguen a buen puerto. Es la consecuencia lógica de la falta de experiencia de un director, el valenciano Iván Fernández de Córdoba, que aunque había firmado un supuesto largometraje,55 pasos a la izquierda, todavía tiene un largo trecho que recorrer para moverse con la soltura y la convicción necesarias, más aun en un producto complejo y con numerosas licencias en el plano de la sintaxis y de una estética caduca y nada sugerente.

Financiada por el procedimiento crowdfunding de múltiples financieros, que ha permitido recoger los 6000 euros de presupuesto, es muy problemático que pueda tener una distribución mínimamente regular en las pantallas españolas. Su presentación oficial tuvo lugar en el Festival Cinema Jove de Valencia. Con estructura típica de road movie, esta es una historia muy convencional y socorrida que pretende singularizarse a partir de una realización con el sello de diferente y singular.

Asistimos así al viaje en skate o monopatín, original pero con escasos fundamentos, de un joven, Alonso, que ha iniciado un itinerario que le llevará desde Valencia hasta Galicia y en el que dormirá muchas noches al cobijo de las estrellas. Tiene motivos profundos para hacerlo, que se van desvelando paulatinamente, aunque lo más relevante de la experiencia son los sucesivos encuentros con personas de toda clase y condición que con su filosofía particular de la vida contribuirán a enriquecer el estatus cívico de Alonso y, sobre todo, a modificar sus planteamientos vitales.El problema más grave de la cinta es que es muy difícil entrar en las dependencias íntimas de Alonso y conocer realmente su personalidad y sus frustraciones. Tampoco queda claro las razones de su evolución y el sentido de los discursos teóricos que fluyen de las personas que se cruzan en su camino, carentes del peso específico requerido.