La creadora terorense Laura Rodríguez presenta debuta con la exposición individual de entre 38 y 40 cuadros entre expresionistas y abstractos, muchos de ellos, los más antiguos, concebidos en el año 1990 y 1991, pero que nunca antes habían visto la luz.

"Me gusta pintar variado" afirma Rodríguez sobre la temática de sus cuadros, de dos tipos y formatos: acrílicos y óleos, algunos un híbrido de ambos; bodegones paisajes, muchos de ellos en los que figuran caseríos, que podrían situarse "en cualquier sitio", forjados en un espacio intermedio entre memoria e imaginación.

La artista de la villa mariana trabaja desde su estudio, donde concibe unas creaciones que intenta "tiendan a la abstracción total y rebosen de colores vivos diferentes entre sí, que sean artísticos y se puedan colgar en cualquier casa, que sean considerados como un elemento de decoración", añade Rodríguez. Asegura que huye de las piezas hechas con "pocas pinceladas", y explica que nunca antes había expuesto porque no se sentía "a gusto" del todo y no se veía "reflejada" en sus obras.

En este sentido, matiza que "hasta ahora no tenía la tranquilidad que he alcanzado, porque dispongo de más tiempo, menos dedicación a la familia y he podido expresar lo que quería con los cuadros", de ahí que no se hubiese lanzado antes a exponer en público.

Esa expresión de la autora, no entra en contradicción con lo que ella considera la necesaria interpretación que "espero cada espectador haga de mis cuadros".

Todos los lienzos se encuentran a la venta, salvo "un cuadro pequeño que quiero para mí". Es el predilecto de Rodríguez e ilustra de forma abstracta un paisaje de Tejeda que dibujó junto a sus compañeros.