¿Qué tipo de relación hay entre sus obras para incluir en la misma muestra pictórica?

(Francisco Ramírez): Los dos tenemos un estilo expresionista muy claro. Nos conocimos en la Escuela Luján Pérez hace 18 años, y nuestras pinturas siempre han tenido muchos puntos en común. Mis pinturas recogen la zona de El Confital, porque mi padre era salinero de esa prolongación de la playa de Las Canteras y yo sentía añoranza por todo aquello. En mi caso había un interés personal en hacer estas pinturas. Pero yo llevo siete años exponiendo, y he participado en numerosos concursos, creo que tengo más premios que exposiciones.

(Noelia Alí): Mi pintura es también expresionista. Pero refleja los paisajes isleños de Lanzarote y de Gran Canaria. En mis cuadros siempre hay alguna similitud con algún que otro artista de la escuela Luján Pérez, aunque muchas veces sea de forma inconsciente.

¿Hasta qué punto la Escuela Luján Pérez ha marcado su técnica?

(F.R.): Yo empecé en Luján Pérez porque me gustaba el modo en que enseñaba la técnica. El ambiente de libertad de expresión que siempre se ha vivido en sus aulas. Cuando yo empecé Felo Monzón ya estaba muy mayor y por eso sus alumnos más antiguos me asesoraban. Recuerdo que lo primero que me pusieron fue un bodegón y me enganchó de inmediato. Lo que más me gustaba es que era una escuela que no era la oficial, era libre, iba cuando quería. Empecé en el 87 y llevo 25 años vinculado a ella. En 1995 empecé también a impartir clases de dibujo y pintura.

(N.A.): Yo empecé a estudiar en la Escuela Luján Pérez en el año 94, en la que cursé estudios de dibujo, pintura y serigrafía. Mi estilo se puede encuadrar en el grupo del 98, con el que he participado en varias exposiciones colectivas. Mi primera exposición individual fue Peces abisales en el Club Marítimo de Varadero en 2004. La Escuela Luján Pérez ha sido siempre libre, se le respeta al alumno lo que piensa, se respeta nuestra opinión, y se deja que éste se defina.

¿Cómo definirá su estilo?

(F.R.): El catedrático de la escuela de Arte de Gran Canaria, Juan Santana Alemán, me presentó como un hombre "tosco en palabra y fino y audaz en la pintura". Me gusta el impresionismo, y nombres como Van Gogh o Pedro González de Tenerife. La pintura es un mundo que engancha y al mirarla te vas educando porque te abre los sentidos. Me gusta la pintura que emocione, que me diga algo, que comunique un diálogo. Mi pintura destaca por una lucha interior que me empuja a plasmar el color y las formas que surgen de él.

¿Por qué precisamente ha querido plasmar El Confital?

(F.R.): Es una playa extraña y fascinante, por una parte tiene un aire cosmopolita, por su ambiente, por estar tan cercano a la capital y por las vistas a su trama urbana, por otro, tiene ciertos aires salvajes por su entorno natural. Ahora, tras la reforma de sus accesos, a través de tarimas de madera con diseños modernos, han conseguido reconocimientos dentro del panorama de la arquitectura nacional. He reflejado la playa de El Confital como una prolongación natural de la playa de Las Canteras, en la que los protagonistas son el mar, las costas, las rocas, las montañas, las chabolas y los alrededores. Pero todos vistos desde El Confital. La parte de las chabolas yo la veo principalmente como color y composición, como algo que te emocione y que dialogue con el espectador.

¿Y de dónde vienen sus recreaciones del paisaje de las Islas?

(N.A.): Es una colección de paisajes de distintos rincones isleños de los que destaca la composición del parque eólico del sur de Gran canaria y el Cenobio de Valerón. Otros tres son de Lanzarote. Intento destacar la luminosidad, el colorido, como si me metiera en los cuadros, que transmita una serenidad y tranquilidad. También me gusta mucho el estilo de Miro Mainou y su acercamiento a la geografía canaria.

¿Y, técnicamente, como definiría sus cuadros?

(F.R.): Como unos paisajes abiertos donde los primeros planos y la lejanía son muy importantes. El paisaje está realizado con unas gamas de tierra, ocres, rojo y de tonos verdes en la vegetación. Está basado en el expresionismo que tenía como prioridad que incidía principalmente en el significado de la obra, y dando mayor relevancia al dibujo frente a la pincelada, así como a la composición y a la estructura del cuadro. Para que se gestara ese movimiento fue primordial la influencia de artistas tan importantes como Munch, Gauguin, Cézanne y Van Gogh.

¿Cómo ha sido su evolución tras tantas muestras?

(F.R.): Yo creo que se mantienen los temas plásticos que siempre me han gustado, como el mar, la montaña, para que el color te diga algo. Son etapas, con diferentes formatos y temas, pero todos tienen sus momentos. En este mundo siempre está uno experimentando, es el cuento de nunca acabar, y siempre pensando que el próximo cuadro será el mejor. Pero siempre ha habido en mis cuadros un paisaje seco, árido, con encanto, con el mar al lado. Me centro en la composición, en el peso, en los contrastes, en un cúmulo de cosas en las que el desafío se tiene en cuenta.

¿Han notado mucho la crisis en esta exposición con respecto a las de otros años?

(F.R.): Yo ya expuse en el año 94 sobre el mismo tema y ocurrió algo curioso. El tema era el mismo y se vendieron casi todos los cuadros, Una misma persona me compró diez, porque a la gente le sonaba mi nombre y eso me motivaba a seguir pintando. Mis cuadros están aquí a 300 euros, y los de Noelia a 200. Pero ni los pintores consagrados venden y por eso lo hacen más barato Ahora mismo lo difícil no es pintar sino vender los cuadros.