El director del Centro Dramático Nacional, Ernesto Caballero, reconoce que "en Galdós están las verdaderas fuentes del teatro contemporáneo". Caballero se muestra entusiasmado con motivo del estreno dentro de cuatro días de una versión de Doña Perfecta en la que juega entre la realidad de este siglo y la del XIX, y que se representará del 2 de noviembre a 30 de diciembre en el Teatro María Guerrero, para recalar en el Teatro Cuyás los días 21 y 22 de junio de 2013.

La obra, que ha sido coproducida por el Cabildo de Gran Canaria, llegará al teatro de la calle Viera y Clavijo, coincidiendo con la celebración del 10o Congreso Internacional Galdosiano en la ciudad.

Un aspecto que llamará mucho la atención es la escenografía de José Luis Raymond, un gran espacio de representación giratorio con un gran mural compuesto por azulejos de la época que se van resquebrajando y por el que van apareciendo personajes y objetos en una especie de recorrido recurrente hacia el siglo XIX, muy potenciado por visuales y con proyecciones sobre estas superficies. "Es como un espejismo en donde los personajes son de nuestra época y cuando te das cuenta están en el XIX", señala.

Caballero reconoce que Galdós, como Ibsen y otros grandes escritores del XIX, son conocidos por su faceta realista, pero recogen mucho del simbolismo, como demuestra la propia Doña Perfecta. "Yo creo que es el pilar del teatro realista y naturalista, y su obra es equiparable a grandes figuras como Ibsen o Chéjov que son los que insuflan el teatro contemporáneo en toda Europa. Ahora lo tratamos de reubicar y es uno de los objetivos que yo me he marcado con este montaje".

El director del Centro Dramático Nacional aclara que en sus últimas novelas como El caballero encantado Galdós ya está apuntando a zonas como el surrealismo y la vanguardia. "Es un autor tan completo y complejo, y es un monumento de la literatura dramática española tan importante, que por eso he creído oportuno abrir mi trabajo en el Centro Nacional con él".

Sobre Doña Perfecta, el director recuerda que, "en general toda la obra narrativa de Galdós es muy profusa en diálogos", pero "hay una estructura teatral que luego traspasó a la escena como en esta obra".

Para el director, Galdós llevó al escenario una Doña Perfecta muy deudora de las convenciones teatrales de la época, muy ceñida a la unidad de lugar y con muchos cambios que tenían que ver con los gustos teatrales de la época. Por ese motivo, curiosamente, el director se ha basado más en su versión narrativa original.

Realismo

"Sorprende ese realismo descarnado o esa prosa tan despojada que en su versión teatral es más efectista y retórica", aclara. "Los diálogos están más llenos de esa carcaza decimonónica y melodramática y por eso yo he ido directamente a la novela y lo que he hecho ha sido ser fiel a la misma, y siguiendo la secuencia cronológica ya que Galdós incorpora un criterio de progresión dramática que hace que la acción crezca de forma inexorable".

Para Caballero hay un fáctum en la obra que inevitablemente conduce a la tragedia en las escenas finales, y en ese sentido su versión ha sido muy fiel, aunque despojada de los aspectos más literarios y librescos que menos contribuían al desarrollo de los personajes ya el director ha buscado algo más orgánico y vivo. "Para empezar mi periodo al frente del Centro Dramático Nacional, he planteado un proyecto contemporáneo y para mí las fuentes están en Galdós. Vargas Llosa ha dicho que Galdós es nuestro Balzac, pero yo me atrevo a decir que también es nuestro Ibsen".

Caballero señala que al ser Doña Perfecta teatro realista, "hay un lenguaje que puede parecernos lejano, pero no así los planteamientos, las pasiones humanas, las temáticas, que son universales". El director recuerda, además que es una obra de juventud. "Interrumpe los Episodios nacionales para escribir esto en poco tiempo", señala.