Elías León Siminiani se estrenó en el mundo del largometraje con Mapa (España, 2012), un documental autobiográfico construido a partir de imágenes de la vida del autor durante un viaje introspectivo a la India, y narradas a través de su voz en off desde el presente. Este diario fílmico, que se sostiene en el equilibro justo entre varios polos: pasado - presente, drama - comedia, realidad - ficción, convierte a León Siminiani en uno de los cineastas más innovadores del panorama español.

Mapa gira en torno a la idea de búsqueda, ¿la definiría también como un relato sobre la huida, la ruptura con el pasado, el reencuentro...?Mapa

Yo diría que la película trata más bien del reencuentro con uno mismo. También hay algo de huida pero, en cualquier caso, de huida consciente, de examinar la propia vida que, a veces, pasa por abandonar el sitio donde estábamos. Pero, sobre todo, la imagino como un relato de búsqueda de uno mismo en el que al final, paradójicamente, acabas regresando al mismo lugar del que partiste, pero con otra mirada. Para mí, la película podría describirse como la distancia que hay entre dos imágenes que son muy parecidas.

¿Cómo surge Mapa

La película nace con el objetivo de investigar las posibilidades de un tipo de cine muy textual, basado en el intercambio entre texto e imagen, y también de realizar un progresivo acercamiento al cine en primera persona, utilizando la propia vida como materia prima de la propuesta. Luego, al mismo tiempo, nace de la voluntad de tratar de hacer una película en intimidad, estableciendo una relación lo más directa posible con el propio cine. Por eso, el método de trabajo de Mapa es, hasta la fase del montaje, un proceso que llevo a cabo yo solo, en el que he tratado de relacionarme con el cine con la misma intimidad con la que se relaciona un escritor con la página en blanco.

Este es su primer salto al largometraje, ¿por qué opta por el género del documental?

La película iba a ser un documental desde el principio porque quería trabajar con mi propia vida como materia prima. Mapa es un documental en el sentido de que todo lo que cuenta es real pero, al mismo tiempo, está construido con muchas técnicas del cine de ficción. Aunque lo que se ve es verdad, la película está concebida desde el principio como un relato, así que podría denominarse como un relato real que cubre dos años de la vida de una persona.

¿Cómo funciona el proceso de autorretratarse en el cine y mantenerse en la frontera entre lo real y lo ficticio?

Pues parte de la idea de distancia respecto a la propia vida, respecto a la película y respecto a uno mismo. Al trabajar con mi propia vida, fue necesario imponer una distancia de la realidad para poder darle forma y para eso he tenido que imaginar mi vida como un relato y a mí mismo como un personaje dentro del relato. El desdoblamiento que hay del personaje permite mirar de forma crítica a ese mismo personaje y esta figura del doble resulta muy fértil a nivel creativo, tanto en el cine como en la literatura.

Imagino que la mirada del Otro juega un papel determinante a la hora de retratarse a sí mismo, o a su personaje, a través de su alteridad. ¿Cuánto hay de real y cuánto de ficción en los personajes?

En la película hay tres grandes personajes y todos son completamente reales: tanto Luna, que es plena ausencia, como Ainhoa, que está en presencia, y luego, yo. Pero, igual que la película está concebida como un relato, las personas que aparecen están concebidas a su vez como personajes dentro del cuento. De esta manera, los personajes del film son exactamente iguales que en la vida real pero, para construir el relato, tienes que ir prescindiendo de aquellas características que no son operativas dentro de esa propuesta, de manera que quedan fuera. En este sentido, hubo que acometer una labor muy fuerte de distancia y selección para ir afinando el relato definitivo, que es un relato de la superación de un desamor.

Parece que es la crisis de pareja y del amor lo que le inspira para reinterpretar su pasado o, al menos, lo que escoge como punto de partida...

Sí, es algo que me ha perseguido bastante. Muchas de las cosas que he hecho en el pasado han tenido el tema de la pareja como trama central, particularmente, la pareja en descomposición. Pero lo cierto es que Mapa propone algo distinto dentro de este universo personal con respecto a mis trabajos en cortometrajes anteriores, y es que plantea cómo cruzar y superar un desamor, porque esta vez he intentado mirarlo desde una perspectiva con más luz. Por eso, la película también presenta la posibilidad de volver a amar a otra persona, o a la misma.

En Mapa

Ahí está precisamente el juego: en el pulso entre la voz y la imagen que caracteriza este tipo de cine. Hay momentos en los que la voz tiene más presencia y vacía las imágenes de contenido para darles otro, que es el que la voz le impone. Luego, hay otros momentos en los que el registro de la imagen, la propia realidad, toma un primer término y logra, más bien, callar la voz. Para mí, es en esta tensión entre cuánto puedes y no puedes controlar la realidad o, en este caso, la imagen, donde radica la esencia de Mapa. Así que, al final, esta es una película de un tipo que trata de controlar su vida haciendo una película, hasta que se da cuenta de que en realidad es muy poco lo que puede controlar. Para mí, la espina dorsal de la película sería esta dinámica entre control y “dejarse hacer”.

¿Cuáles son los modelos cinematográficos que más le han influenciado en el film?

Hay bastante cine de no ficción que recorre caminos parecidos a esta película. Destacaría como los más importantes a David Perlov y Ross McElwee y, luego, a un nivel más personal, he tenido muy en cuenta tanto a dos directores que son referentes, Truffaut y Hitchcock. La concepción del primer Truffaut del cine muy pegado a la propia vida y del cine entendido como juego ha sido muy importante para mí. En el caso de Hitchcock, todo lo relacionado con la creación de interés a través del suspense y de la dosificación de la información están muy presentes en mi película.

¿Cuáles son sus futuros proyectos? ¿Incluirán una segunda apuesta por el género del documental?

Ahora estoy trabajando en dos proyectos que también se definen en esta frontera que separa el cine de ficción de no ficción y, a su vez, el cine de ficción del documental. Lo que sí tengo claro es que mi próximo film no será una película diario basada en mi vida y, probablemente, habrá más personas delante de la cámara. Después de cuatro años y medio implicado en un proceso creativo muy solitario, siento una gran necesidad de intercambio y de que haya más gente delante y detrás de la cámara.