El otoño es tiempo de castañas. Los castaños (en las Islas se los denomina también castañeros) de las medianías de Gran Canaria ya están dando sus primeros frutos. Los erizos que contienen las castañas ya han brotado, y en octubre comenzaba la recolección tras su maduración y caída al suelo.

La castaña es un fruto seco que, paradójicamente, necesita humedad para crecer y desarrollarse. Suele darse en las medianías altas de la Isla, muy especialmente en los municipios de Teror, San Mateo, Valleseco, los altos de Firgas y Moya, Valsequillo y la cumbre de Tejeda y Artenara. Los castaños suelen crecer entre los 800 y 1.300 metros sobre el nivel del mar.

Los lugares de la Isla donde más castaños hay se encuentran en la finca de Osorio en Teror, en el barrio terorense de San Isidro, en el linde con San Mateo, en los barrios vegueros de Aríñez, Utiaca y Cueva Corcho, en Fontanales (Moya), en los Pinos de Gáldar y en la Cruz de Tejeda. En el castañar de la finca de Osorio hay ejemplares de hasta 140 años de antigüedad, según aseguran en el departamento de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria.

Muchos castañares grancanarios están ubicados en terrenos particulares. "A veces los varean de forma salvaje y lo único que logran es desmocharlos y perjudicarlos", apunta un técnico cabildicio. Muchos castaños también florecen en zonas públicas y al borde de las carrete-ras insulares.

Aunque se trata de una especie muy querida, algunos propietarios prefieren no plantarlos, ya que, a menudo, les roban las castañas, "porque la gente se cree que es de todos al estar muchos castañeros en zona pública". La Heredad de Aguas de Arucas y Firgas ha denunciado desmanes de este tipo, "porque la gente cree que las castañas no tienen dueño".

Los expertos coinciden en señalar que en una época de crisis como la actual mucha gente recoge castañas para venderlas. Por un kilo se pueden cobrar hasta cuatro euros. En las medianías suelen comprarse en los mercadillos. Es un producto bastante perecedero porque con el tiempo se pica, por su alto contenido en almidón, y se pudre. Gran Canaria no tiene una oferta que satisfaga la demanda, por lo que se importa castaña de la Península y La Palma.

La castaña es el fruto seco característico de la fiesta de los finados, a primeros de noviembre. Las fiestas de otoño no se privan de la típica castaña. De los castaños no sólo se aprovecha su fruto, sino su tronco y ramas, ya que dan una madera muy buena que sirve tanto para leña como pare el piso o los muebles. "Es tan dura y resistente como la del roble".

Además, al soco de la humedad de los castaños nacen muchas setas silvestres que son muy apreciadas por los micólogos, como la Macrolepiota procera, la Grifota frondosa o la Gyroporus casteneus.

Los castaños se suelen regenerar muy bien y no tienen que llevar un cuidado especial, excepto al principio. Suelen estar expuestos al norte, donde hay humedad y el clima es propicio a las brumas. La castaña se recoge desde mediados de octubre a mediados de diciembre.

En Gran Canaria hay 380 hectáreas de castañares y aproximadamente unos 76.000 castaños si se tiene en cuenta que en cada hectárea puede haber unos 200. Una hectárea equivale a dos campos de fútbol. Muchas de las castañas, alrededor del 80 %, no se recogen y se pierden. Muchas son para alimentar a los animales.

El castaño es un frutal fo-restal. "Antes, cuando la gente pasaba hambre, la demanda de castaña era mucho mayor". El Cabildo compra castañas y reproduce sus semillas en viveros tanto en Osorio como en la cumbre.

"Regalamos a la gente del campo. Producimos 10.000 castaños al año. Los ayuntamientos, sobre todo los de San Mateo y Valsequillo, suelen pedirnos para repartir entre sus vecinos. Manolo Rodríguez, en Utiaca, es uno de los vecinos más concienciados en la repoblación de castaños. También se ocupan del castaño el ingeniero de montes Jorge Naranjo y la viverista Isabel Reyes".

La Asociación de Cazadores de Gran Canaria también pide al Cabildo castaños para plantar "porque los conejos y las perdices comen mucha castaña. Aquí tenemos la suerte de que nuestros castaños no sufren las enfermedades típicas de la Península, como el chancro y la tinta".

Isabel Reyes, viverista y capataz forestal en Osorio, asegura que "los castaños van para atrás por la falta de agua, se plantó todo en la misma época. En la finca de Osorio tenemos castaños jóvenes que conviven con otros más viejos. Esta especie necesita mucha agua".

Reyes señala que la madera del castaño era muy apreciada en los molinos "porque resistía el agua y tardaba en pudrirse, pero ahora apenas quedan molinos de agua".

Carlos Santana, nacido y criado en Osorio (Teror), explica que la finca en la que trabaja como empleado del Cabildo tiene 203 hectáreas. "La laurisilva crece al socaire de los castañeros. Aquí le damos prioridad a la laurisilva porque es una planta autóctona. La finca pretende repoblar la laurisilva, que es la que se está perdiendo".

"Nosotros solemos llamarlos castañeros porque castaños es muy peninsular. La seta cantarelu es la que más se reproduce en los troncos y la zona baja de los castañeros. La madera es muy dura para arder, hace brasa, no llama".

Ignacio Montesdeoca es otro terorense del Rincón que vive junto a la finca de Osorio y que pasea diariamente por ella ayudado de sus muletas, ya que le falta una pierna. "No sé lo que pasa pero últimamente se dan menos castañas por aquí. Más allá corté un palo y me encontré un bicho rojo y amarillo. No sé de dónde vino, pero eso puede dañar el árbol. Yo me crie aquí, me conozco esto como la palma de mi mano".

La zona recreativa de La Laguna pertenece al Ayuntamiento de Valleseco. Los castaños están más cargados de erizos que los de Osorio. El encargado y guardián de la finca municipal, Alejandro Ramos, afirma que "eso se debe al tipo de tierra y a los alisios, a la bruma y humedad que se crea. Solo dan castañas las hembras, los machos polinizan únicamente. Este árbol tiene más de sesenta años", señala a uno repleto de frutos.

Apunta a los niños como auténticos depredadores de los castaños. "Desde que ven los castaños así empiezan a tirar piedras y a volverse locos. La gente no es consciente de que la castaña se coge cuando está en el suelo, cuando cae el erizo y se abre".

En La Laguna se hace el acodo aéreo, "un método para recuperar castaños nuevos con unas bolsas adosadas con tierra que echan raíces para volverlos a trasplantar. Es para adaptarlos a la zona porque los castaños son de crecimiento lento, pero muy resistentes".

En Canarias el cultivo del castaño o castañero fue introducido probablemente por los colonos portugueses y gallegos que llegaron tras el fin de la conquista y se establecieron en nuestras medianías. Así, trajeron consigo sus costumbres y cultivos tradicionales, lo que se refleja en nuestro vocablo "castañero", que proviene del portugués "castanheiro", según el biólogo José Zoilo Hernández.

La castaña se utiliza mucho en la cocina tradicional canaria ya que se puede guisar, cocer al vapor, hervir, asar y tostar. Se puede encontrar en sopa, como relleno o guarnición y para acompañar los platos de carne, ave o pescado ya que sirve para realzar su sabor. También se utiliza mucho en repostería y es de uso frecuente en la elaboración de tartas y mermeladas. Se utiliza para helados y para aromatizar cremas pasteleras, además del famoso marrón glacé.