El submarinismo a veces crea mundos paralelos. Las profundidades marinas se confunden con la superficie terrestre y nacen figuras que denominan lugares conocidos para el viandante pero ignoradas por el profano del buceo. Si en una conversación captada por casualidad en el Muelle Deportivo escuchásemos a varias personas charlando sobre una visita a La Catedral, nuestra memoria dibujaría en nuestra mente la fachada de la monumental obra que se alza sobre la plaza de Santa Ana e incluso, con toda probabilidad, nos pintaría a alguno de los famosos perros modelados por el escultor inglés, Adrián Jones, que vigilan su portal; pero este grupo de personas recordaría algo muy distinto.

Al Norte de La Isleta, a la altura del Roque Ceniciento, se erige La Catedral, uno de los templos del submarinismo de Gran Canaria y uno de los lugares más apreciados por las personas que practican el buceo recreativo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

La Catedral de La Isleta se puede describir como una gran cueva que se erige sobre el lecho marino, a unos 40 metros de profundidad y que su zona más cercana a la superficie se encuentra a unos ocho metros. A la zona de buceo se tarda en llegar unos 20 minutos en embarcación desde el Muelle Deportivo de Las Palmas.

En ese momento, las ganas de sumergirse y perderse por las grutas volcánicas de este mamotreto de la naturaleza son impresionantes, empezando por la bóveda. Esta parte de La Catedral se haya a unos 15 metros bajo la superficie, pero si se bucea hasta el fondo y se entra en el interior de este templo volcánico, se alcanza una profundidad de 22 metros.

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La pregunta que se hacía el filósofo y matemático francés Blaise Pascal sobre la condición humana: "¿Después de todo qué es el hombre en la naturaleza?, nada en relación con la infinidad, todo en relación a la nada. Un punto central entre la nada y el todo", adquiere su significado si se desciende hasta la zona conocida como el Arco.

En el fondo, a unos 40 metros de profundidad, uno descubre un gran arco de unos 30 metros de altura. Mientras que el resto de esta enorme zona de buceo puede ser visitada por submarinistas de nivel iniciado, esta última ya requiere mayor experiencia por la profundidad que se alcanza.

La Catedral, sin embargo, no es famosa como zona de buceo por poseer una vida marina exuberante, y hay que tener cuidado con el oleaje. Aún así, su visita es obligada para los amantes del submarinismo, mejor si es compañía de expertos. Y cerca de La Catedral se pueden ver otros lugares para hacer submarinismo como Las Grutas, el Roque Ceniciento y La Burbuja.

El periodista Borja Valcarce escribió por primera vez sobre este oasis del buceo en abril de 2013 en LA PROVINCIA / DLP