En pleno siglo XX Luís Ramírez González, como propietario de la misma la alquila al Casino de Arrecife, siendo remodelada. Más tarde, al fallecer, éste la deja en testamento a los Salesianos, a cambio de que dieran clase a dos o tres niños de Arrecife, cosa que no cumplieron. Hasta principio de los años 80 fue la Casa Consistorial de Arrecife. El nombre de «Agustín de la Hoz» se le puso en 1989 en homenaje al erudito hijo de Arrecife Agustín de la Hoz Betancort.