El Centro Atlántico de Arte Moderno presenta la exposición 'Guerra interior' del artista cubano Dagoberto Rodríguez, un proyecto comisariado por la especialista chilena Andrea Pacheco González.

Dagoberto Rodríguez comenzó su preparación artística y militar al mismo tiempo, en la Escuela Vocacional de Arte Olga Alonso de Cuba. Una vez a la semana acudía un profesor que enseñaba a los futuros artistas el uso de armas de fuego, posiciones de disparo y estrategias de defensa. "Todo cubano debe saber tirar y tirar bien", decía Fidel Castro.

Durante casi cinco décadas, la Guerra Fría enfrentó al bloque capitalista y el comunista por el dominio geopolítico del planeta y, también, por el control del relato de la historia, que en Cuba se transformó en la épica de su revolución caribeña. La posibilidad de un conflicto bélico con Estados Unidos convirtió la preparación militar en un deber ciudadano. Diversas municiones fueron parte del imaginario en el que Dagoberto creció, con la guerra como elemento central de su horizonte posible. Al terminar la carrera de Artes en 1994, pasó otros tres meses de servicio militar obligatorio. Después de eso pudo, oficialmente, convertirse en artista.

El CAAM recibe la primera muestra individual en una institución española de uno de los grandes artistas cubanos del cambio de siglo. Dagoberto Rodríguez, fundador y ex miembro del disuelto colectivo Los Carpinteros, presenta una serie de obras que marcan el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria artística, que se inicia a principios de los años '90 en La Habana. Conmocionado por la reciente Guerra de Siria, el artista inicia una acuciosa investigación del conflicto que protagoniza el Estado Islámico en toda esa región y las formas que ha ido encontrando la población local de atacar y defenderse de su enemigo.

La mayor parte de las obras presentes en la exposición indagan en la forma en que la guerra se infiltra en el espacio privado, se nutre de materiales elementales y metodologías de enfrentamiento ancestrales, en las antípodas de la alta tecnología militar de Occidente. El proyecto aborda así la hostilidad inherente a la condición humana, la lucha como motor de la vida en un planeta que se rige por relaciones de enemistad, donde la guerra, como dice el filósofo camerunés Achille Mbembe se ha convertido en el "sacramento de nuestra época".