La belleza ha sido objeto de estudio, adoración y contemplación a lo largo de la historia del ser humano. La belleza podría definirse como simple luz reflejada, con sus sombras, con sus matices y afrentas que como un estigma señala a quien la posee y entierra en vida a quien no la dispone. La belleza convierte en objeto al ser y lo conduce por el sendero de la agónica e hipnótica angustia que produce la contemplación de algo que nos fascina. La belleza siempre transmite la sensación de querer ser poseída, es el diamante que busca el cuervo. La belleza fascina y enloquece, por ello, aunque pueda parecer una virtud, muchas veces, es una condena. De ahí el estigma, la mala fama, la marca hecha con hierro candente sobre la curva de tu cuerpo. La belleza vista e interpretada por esta selección de pintores que aúna esta exposición se vertebra en tres visiones distintas de la belleza que envuelven los latidos fervorosos de sus autores en cada trazo dado. La belleza categoriza nuestros sentidos en rangos abstractos de pensamiento para desembocar en sentimientos nuevos ante la obra presentada. La belleza es lo que nos salva del hastío de la vida cotidiana.

Jimena Mazucco