Una propuesta de Raúl Mendoza.

Dolores Rodríguez Ruiz es, más que hija de su tiempo, heredera de la tradición de las oligarquías rurales de Canarias, donde la importancia del capital social y el progreso de sus comunidades, jugaba un papel crucial en su modo de vida.

Sin Dolores Rodríguez, Antonio Padrón hubiera sido otro Antonio, y su obra, hubiera sido otra. No sólo jugó

un papel esencial en la educación afectiva de su sobrino, sino que mantuvo y alentó sus estudios, auspició sus

creaciones y posteriormente, donaría su obra para la creación de un museo público.

Si fuera solo por el número de escritos y teorías sobre su legado y su persona, cualquiera se sorprendería al

descubrir que su producción fue tan corta y la difusión de su obra, tan escasa.