Pinturas de luz, un fulgor cromático, intensidad luminosa, colores potentes, tectónicos, construyen el espacio pictórico y lo incendian. La luz que vio Jorge Oramas y el color de sus casas que son las de Gáldar, aunque podrían ser de cualquier país solar, de África o de México. Colores que recuerdan el azul Frida Kahlo o el rosa Barragán y que también son los de las paredes y la flora de su entorno, de la Canarias rural.

Cristóbal Guerra pinta la interacción entre la luz, el color y la geometría. Un cielo sin mácula, azul imperial, omnipresente.

Los muros refractan la luz, rebota en los ojos del espectador, encandila, como cuando paseamos por el campo al mediodía. La acrópolis de Agáldar y el Palacio de los Guanartemes se construyen para protegerse de las condiciones meteorológicas. Barragán habla de la importancia de los muros para recoger los lugares y acotarlos, de la necesidad humana de un refugio. Cristóbal los abre al exterior, a una luz que modela y exalta la plasticidad de los elementos constructivos.

Inauguración: jueves 5 de noviembre a las 20:00 h.