Ramírez y González son funcionarios de una gran corporación encargados de analizar y clasificar los legajos que contienen las obras de los autores de la historia del teatro. En esta ocasión, reciben la orden de realizar un informe sobre la obra de Lope de Vega, una cantidad ingente de material que se acumula en anaqueles polvorientos en el sótano en el que trabajan. Un espacio imaginario que recuerda los escenarios de fantasías distópicas como las que recrea Orwell en su novela 1984. Ramírez es una especialista en tragedias; González es un experto en comedias. Ambos tienen rencillas pendientes fruto de la relación con sus superiores y conflictos desencadenados por sus distintos puntos de vista a la hora de seleccionar el material. Él apuesta por el humor, los asuntos fantásticos, el puro entretenimiento. Ella, por el contrario, prefiere profundizar en el alma humana, y le ronda otra preocupación, cuál es el rol que desempeña la mujer en el teatro clásico.

La compañía

Morfema, desde su fundación en el año 2003, ha tocado prácticamente todos los géneros, desde el drama a la comedia o el teatro musical. Con montajes pensados para públicos diversos, el nexo de unión entre ellos es la autoría propia. Un teatro que debe reflejar el compromiso con el oficio y con la realidad que nos rodea. Para Morfema, la gestión cultural es una forma de entender qué papel debe jugar la cultura en el desarrollo y bienestar de la sociedad. Con más de una docena de espectáculos, su objetivo es facilitar espacios para la reflexión. La compañía canaria ha profundizado en su apuesta por las artes escénicas como herramienta óptima para la divulgación científica poniendo en marcha el Festival CIENTE, cuya primera edición se celebró en marzo de 2019 en La Orotava, en Tenerife. Además, desarrolla actividades con escolares en colaboración con entidades públicas y privadas.

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