Obra reciente de la artista Emilia Martín Fierro.

Emilia Martín Fierro presenta su primera exposición individual en Gran Canaria con su obra más reciente, realizada en los últimos dos años, reuniendo una docena de piezas de gran formato en las que practica una “pintura expandida”.

El punto de partida de creación de estas obras se encuentra en dos viajes realizados por la artista «uno a Senegal y otro a Perú, con recuerdos, en ambos casos, de mujeres cargando peso, llevando encima, mientras trabajaban, todo tipo de cargas: cubos, bolsas, hijos… y fundamentalmente están personas que he ido conociendo, vinculadas directa o indirectamente, a la migración a través del océano desde África hasta Canarias».

Su práctica artística profundiza en temas como el borde, la frontera y la hibridación. Emilia Martín determina que en toda su obra «hay un extrañamiento por la naturalización y asimilación de la idea de frontera; hay una voluntad de mantenerme sorprendida por la enorme distancia que llegan a tomar las abstracciones y los conceptos con que pensamos la vida, con respecto a la experiencia de vivir y a la dinámica de la vida misma».

En las figuras de “membrana” y “borde”, que forman parte del título de la exposición, Emilia Martín encuentra características que le sirven tanto para construir una mirada sobre las cosas, como para re-presentarlas visualmente. La artista plantea que «la imagen, lo visual, produce su propio discurso, y gracias a ello los temas, aquello de lo que hablamos, pueden diluirse, hibridarse y desactivarse para representarse (generando mirada y realidad)».

Su trabajo artístico se caracteriza por la superposición de capas, de diversos materiales, que hibridan lo fotográfico con lo pictórico, lo pictórico con lo instalativo y lo narrativo con lo sensorial. La artista comenta que este proceso viene inspirado «en el comportamiento de un fenómeno natural: el agua, la arena en la orilla del mar, en la playa, en la costa, ese lugar que, visto desde la mirada lejana y cenital, es un dibujo quieto y definido, dando lugar al mapa, pero que experimentado, habitando la orilla, permite pisar agua y arena a la vez; es decir, vivenciado es dinámico, ambiguo, difuso, simultáneo e indefinido». Emilia Martín explica que «El subtítulo de esta exposición, Pasear por el borde, alude a ese espacio, junto a la línea límite o frontera, donde las cosas están a punto de ser otras – pintura o fotografía, legal o ilegal, nosotros o ellos- y también al deseo de diluir la definición, en varios sentidos».

La obra de Emilia Martín, según describe Verónica Farizo, «se articula como un conjunto de piezas en donde, capa sobre capa, se va narrando un discurso de urdimbre que deslocaliza cualquier posibilidad de centro. Estrategia compositiva es, al tiempo, una declaración de intenciones, pues conocedora de las limitaciones y traiciones de las imágenes “transparentes” del mundo prefiere restarles nitidez hibridándolas entre ellas».

Dennys Matos también añade que, en esta muestra, Emilia Martín «revela audacia expresiva desplegada, no solo a través de la experimentación con la naturaleza de los materiales, sino también por medio de la investigación sobre los mecanismos que construyen las imágenes de sus obras. Y en esta investigación de los mecanismos de expresión que hacen aflorar la imagen, la artista tiene muy en cuenta también el valor semántico y conceptual de borde. Porque pone en juego la contigüidad ambivalente, y también contradictoria, entre una imagen fotográfica captada de la realidad, y esa otra que emerge de la articulación de capitales simbólicos habilitados por la acción expresiva de la artista».

A modo de conclusión la artista determina que «En lo difuso ocurre la vida. Paseando por el borde aprendo que es posible enfocar algo y que sea un instante mar y al siguiente arena, un instante tierra y otro océano, y que ese suceder dibuja, no una, sino múltiples líneas de sal, frágiles y superpuestas»