En 2008, era liberada Clara Rojas, asesora de la política Ingrid Bettencourt. Las dos colombianas habían sido secuestradas por las FARC. Durante su cautiverio, Rojas tuvo un hijo, Emmanuel, que fue apartado de la madre durante varios años. La última película protagonizada por el gallego Luis Tosar, 'Operación E', habla del campesino obligado por las FARC a cuidar ese niño sin saber quién era, de cómo le salvó la vida, de las amenazas que recibió de la guerrilla y la prisión a la que le condenó el Gobierno acusado de secuestro.

- ¿En qué medida es vital realizar este esfuerzo promocional?

-En estos tiempos de crisis, hay que hacer más esfuerzos que nunca. Hay que dar un buen motivo a la gente para que se meta en las salas de cine. Nosotros hemos hecho un grandísimo esfuerzo para sacar esta película adelante. Ha sido un filme muy complicado en todos los sentidos. Estamos narrando una historia que cuenta un tema muy peliagudo que es el conflicto armado colombiano y también es un filme que ha requerido un esfuerzo de producción muy grande. Así que estamos haciendo lo posible porque la gente acuda al cine. Hemos tenido unos cuantos estrenos de cine español muy bien respaldados por grandes corporaciones como Las aventuras de Tadeo Jones o Lo imposible, que han sido éxitos de taquilla. Eso me alegra enormemente; pero ahora vienen películas españolas más estándard que tenemos que luchar contra las major norteamericanas. Por eso, tenemos que hacer todo lo posible por promocionar.

-Usted da vida al campesino que cuida del niño. ¿Cómo vivió rodar en Colombia, en una región con presencia de la guerrilla? ¿Hubo miedo?

-No, sinceramente, no. El único miedo era intentar encarnar a un personaje colombiano que es una persona real, José Crisanto, de la manera más fiel posible. El miedo que tenía era el miedo a no hacerlo bien. Toda mi energía estaba puesta en la responsabilidad que acarreaba dar vida a ese personaje. Esa persona real representa a varios millones de víctimas de un conflicto que ha provocado miles de muertos y cuatro millones de desplazados actualmente en Colombia.

-El campesino al que ha dado vida en la película, JoséCrisanto, ha estado esta semana en Madrid con usted promocionando el filme. ¿Pudo hablar con él antes de iniciar el rodaje?

-Yo no hablé antes, pero sí lo hizo el productor colombiano de la película. Yo no pude porque Crisanto estaba, en aquellos momentos, en un proceso judicial complicado, porque se había celebrado el juicio pero no se había dictado sentencia (ahora, el hombre ya se encuentra libre de cargos). Era un momento muy delicado para él.

-¿Qué características comparte con el personaje que interpreta en el filme?

-Ojalá tuviese yo el vigor y la fuerza interior que tiene José Crisanto para salir de una situación así adelante. Bueno, ningún ser humano sabe qué hará en una situación límite como en la que estuvo ese hombre. Si en algo coincido con él es, quizás, la búsqueda de la justicia; el empeño por el que los que no tienen culpa de nada se lleven el peso de la ley, que es lo que vivimos casi todos los días. La calle está llena de ladrones y estafadores, además de altos vuelos, y las cárceles están llenas de gente inocente o que ha cometido delitos tan leves que no merecen cumplir condena.

-Si bien no hubo problemas en el rodaje, alguna anécdota sí que guardará...

-Hubo momentos de todo tipo. Recuerdo uno muy extraño, casi tragicómico. Estábamos rodando en un hospital con mucha figuración nuestra mezclada con enfermos reales y personal del centro hospitalario. En ese edificio, entró un chico herido de bala que dejó un compañero suyo motorista que después se marchó. El personal del hospital no se dio cuenta de que no era figuración hasta que se desplomó en el suelo. Afortunadamente, salió con vida de aquel hospital.