En una inmensa colina se asientan las nueve letras blancas más famosas del mundo, las mismas que llevan implícitos los sueños y las pasiones de aquellos que han hecho del celuloide su modo de entender la vida. A sus pies, entre palmeras y asfalto desgastado, la ciudad de Los Ángeles se quiere extender hacia el Pacífico, siempre hasta donde la preciosa Santa Mónica le permita. Poco queda ya de la época dorada de Hollywood, aunque el legado de las estrellas en blanco y negro perdura y se cuela en las vidas de los nuevos soñadores españoles.

Llevan años trabajando en una industria competitiva y dura que muchas veces hace perder el norte a los recién llegados; algunos de ellos lo llaman el síndrome de Eldorado. Pero los protagonistas de este reportaje tienen muy claro de dónde vienen y qué es trabajar duro. Han pasado de querer dibujar cómics a estar nominados al Oscar; de vivir en Castellón a trabajar para Walt Disney; de soñar de pequeños con el Festival de Sitges a elegirlo para estrenar sus propias películas de mayores; de aterrizar en Estados Unidos con becas a escribir un guión para una película de Julio Medem; de crecer tocando el piano a componer la banda sonora de 'Fast and Furious 6'; de ser periodistas de política internacional a recibir clases de cine en casa de uno de sus ídolos y de envidiar a las estrellas en el Festival de Valladolid a ser una de ellas. Habrá que tener cuidado con lo que se sueña...

... Porque se hace realidad. Melanie le contó el ritual de la alfombra roja: primero la prensa le preguntaría por el diseñador de su vestido; después, por la barba de Antonio, y luego, por el chico desconocido que les acompañaba. Y así fue. Hasta llegar dentro, donde una voz omnipresente en el por aquel entonces Kodak Theatre les anunciaría que en cinco segundos estarían listos "to the world" (para el mundo). Javier Recio fue uno de los nominados en la 82.ª edición de los Oscar, en el 2010, en la que optó al mejor cortometraje de animación por 'La dama y la muerte' y estuvo acompañado por dos padrinos de excepción, Antonio Banderas, como productor, y su mujer, Melanie Griffith.

Recio trabajaba en Kandor Graphics, un estudio de animación de Granada que ya había ganado un Goya por 'El lince perdido', cuando fue nominado por la academia. Así empezó su ruta por California promocionando el corto y, aunque no se volvió a España con un Oscar bajo el brazo, sí lo hizo con un contrato: Dreamworks ('Shrek', 'Madagascar') le quería en su equipo.

Un homenaje al morir dignamente, pero sobre todo a su abuela, explicado "en versión para niños, con elementos como el corre que te pillo, pero con un mensaje adulto y original", como señala, le valió la oportunidad de su vida. Y un Goya.

Pero no basta con eso. Estar en Hollywood hoy en día implica demostrar por qué se merece estar ahí. "Hay presión personal, empiezas a trabajar con la élite y tienes que demostrar constantemente lo que vales", explica. Habla de élites, pero se nota que nació con un lápiz en la mano, con una idea inicial de dibujar cómics que finalmente le llevó a la animación, quizás de ahí su naturalidad. Es un chico corriente al que le fascinan las historias de los edificios de su barrio, por eso considera Downtown LA una pequeña gema. "En el 'lobby' de mi edificio, Morgan Freeman rodó la escena donde investiga sobre los pecados capitales en 'Seven'", cuenta con entusiasmo. Su fachada también se utilizó en 'Spiderman'. Quizás una de las fachadas que de pequeño soñaba dibujar en viñetas. Es inevitable preguntarle por la competitividad y la presión, aunque parezca que eso no va con él. "Entre estudios hay menos de la que la gente se piensa, se habla de cierta presión con Pixar, pero es falso, los que trabajamos somos los mismos y tenemos los mismos papeles", comenta.

Si uno conoce a la competencia, ve que no existe, que son todos iguales. Iker de los Mozos es otro español que trabaja en Walt Disney Animation Studios. Es excompañero de Recio en Kandor Graphics y también participó en 'El lince perdido' y 'La dama y la muerte'. Primero compartieron alegrías en un estudio de Granada, para reencontrarse años después en Hollywood y saludarse algunas mañanas mientras uno desayunaba en el bar Los Feliz con un sándwich americano y una taza de café gigante -americano también„y el otro caminaba por la calle. Como si nada hubiera pasado.

"Con 'La dama y la muerte', Javi tenía las ideas muy claras, pero era lo suficientemente inteligente para saber escuchar a todo el equipo", explica De los Mozos. Lo recuerda con mucha ilusión, cuenta que eran un grupo pequeño donde todo el mundo aportaba ideas y, lo más importante, tenían mucha libertad. Iker de los Mozos es rigger: se define como un "marionetista por ordenador". Crea los sistemas de articulación, huesos y músculos de los personajes, para que los animadores puedan manipularlos. Sin terminar la carrera de Bellas Artes, participó en 'Planet 51' y después de pasar por un estudio de animación en Londres, mandó el currículum, "por mandar", a la fábrica de los sueños de millones de niños y niñas, Disney. Y ahí sigue: formó parte del equipo de 'Frozen', la gran favorita para llevarse el Oscar esta noche, y ahora está inmerso en 'Big Hero 6', una producción basada en el cómic homónimo de Marvel, que verá la luz en noviembre.

Estar en primera división de la animación significa avanzar, reinventarse, trabajar. De los Mozos habla rápido y transmite pasión. Utiliza expresiones como estar "en la cresta de la ola". Para que esto sea así, ve la necesidad de comprender las técnicas que hay en el mercado, los nuevos desarrollos y programas que se lanzan. Pero ¿qué tiene de malo ser titular? "Es muy fácil quejarse, a veces estás tan bien que te acostumbras muy rápido a lo bueno y olvidas de dónde vienes. Mi objetivo es ese, no olvidarlo", responde.

Lo cierto es que no sólo hay que mirar al futuro pensando en nuevos proyectos, sino también sentarse para hacer retrospectiva, tener claro dónde y cómo empezó todo. En el caso del director Carles Torrens, fue en el Festival de Sitges. Este barcelonés creció asistiendo a este certamen -dice que recuerda como si fuera ayer el estreno de 'Pesadilla antes de Navidad'- y después de estudiar cine en Los Ángeles, volvió con 26 años a casa para estrenar su primer largometraje en el 2010, 'Emergo'. El mérito de Torrens fue doble, porque no sólo se trata de un thriller sobre investigación paranormal escrito por Rodrigo Cortés (director de Buried), sino que el mismo Cortés eligió a Torrens para dirigirlo. ¿Arriesgado? No, vio que prometía.

Con 22 años había ganado el premio Fotogramas con el corto 'Coming to Town', y más tarde, en el 2013, con 'Sequence', ganó el LA Shorts Fest -con lo que fue preseleccionado para los Oscar-, fue nominado a los premios Gaudí y ganó (hace apenas unas semanas) el premio Canal+ en Clermont-Ferrand, el festival de cortometrajes más importante del mundo.

Sin duda, su mejor proyecto: "Lo escribí y lo dirigí, tuve libertad total para expresarme en todos los sentidos y me gustó ver que supe transmitir al público algo que me llamaba tanto la atención", explica. Pronto se convertirá en largometraje.

Carles Torrens es una enciclopedia abierta (cinematográfica, por supuesto), y sus referentes van desde Sidney Lumet hasta el maestro del terror John Carpenter, aunque confiesa que no se ciñe exclusivamente a este género, lo que le importa es la historia: "Al final todo se resume en dramas emocionales sobre unos personajes, así que siempre que tenga este material no me importa hacer drama o comedia", cuenta. Tampoco se ciñe a EE.UU., aparte de hacer "cada película mejor que la anterior", no le importaría ir donde fuera, (en poco menos de una semana ha puesto el pie en cuatro países), incluso hacer una película en Barcelona, una vez más, echar la vista atrás para ver cómo empezó todo.

Volver a los orígenes para seguir caminando. Aunque digan que nunca se es profeta en tierra de uno, la productora Elisa Lleras sabe que no es verdad. El corto de la vallisoletana 'Inside the Box' le valió el reconocimiento más especial que jamás haya tenido: "Pocas cosas me van a hacer más ilusión que un premio en el Festival Internacional de Cine de Valladolid. Yo, en la alfombra roja, con mis abuelos y demás familia", cuenta. Lleras aterrizó en Estados Unidos con una beca para estudiar producción cinematográfica en la Universidad de Columbia (Nueva York). Y, como no podía ser de otra manera, ahora vive en el epicentro de la industria cinematográfica, Los Ángeles, como si estuviera "en una permanente película de Humphrey Bogart".

Como directora de producción, se encarga de las tareas organizativas y técnicas de 'Honey Glue', el filme en el que trabaja actualmente: "Ajustándome al presupuesto de los productores y a sus expectativas, hago contrataciones, busco proveedores y localizaciones", comenta. Reconoce que es quien lidia con los problemas que surgen, aunque en el fondo le encanta la producción de campo, estar en el set, sentir el rodaje.

La vida de Elisa Lleras es cine. Sus cortos han estado en los festivales de Sundance y Cannes. Pocos pueden resistirse al encanto del sur de Francia en mayo, pero el primero le fascinó y fue desde allí donde, gracias a una directora que buscaba productora, se fue a Nueva York a rodar. También muy pocos pueden resistirse a las alegrías de trabajar con amigos: el corto por el que fue premiada fue escrito por David Martín Porras y Julia Fontana. Esta es una barcelonesa de 30 años que vive en West Hollywood, muy cerca de Elisa.

Fontana emigró con su marido Pablo Gómez, un director de cine de Córdoba, y ambos estudiaron cine en EE.UU. con una beca. Un tándem intelectual como pocos: como confirmó la revista estadounidense de entretenimiento 'Variety', ellos serán los guionistas de la película sobre el diseñador Cristóbal Balenciaga que dirigirá Julio Medem. Fontana y su marido se complementan, aunque no siempre están de acuerdo. 'Annie' Hall hizo que Julia se diera cuenta de lo que significaba escribir un guión. 'Todo sobre mi madre' ayudó a Pablo a entender qué es hacer cine. ¿La quiniela de hoy? Ella cree que 'Gravity' se va a hacer con un Oscar, él es más de 'El Lobo de Wall Street'. Verles debatir deja fascinado.

Ambos recuerdan sus inicios en el país que les ha visto crecer en el cine: "Empecé llevando cafés, haciendo fotocopias y leyendo guiones, sólo que esta vez los cafés eran para Susan Sarandon, y las fotocopias, para 'Wall Street 2', dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Michael Douglas", explica la guionista y productora. Su marido piensa en su paso como ayudante por Mockingbird Pictures con una inevitable sonrisa, pues no se puede trabajar de otra manera en un edificio de los estudios de Paramount que en su día fue vestuario de Grease. Y expresan mucho agradecimiento. Pablo también tuvo un padrino de excepción: él coordinó el desarrollo, mientras buscaban financiación, de la premiada Blancanieves, mano a mano con Pablo Berger. "Cinco meses preciosos", admite.

Además de sus proyectos personales, son dos de los padres de La Panda, una productora nacida en Los Ángeles y fundada por 11 españoles cineastas -entre ellos, también Elisa Lleras- que querían unir fuerzas en su campo, a la vez que ayudar a otras productoras españolas a abrirse camino en Hollywood. La productora y directora Elia Urquiza también forma parte de ese equipo. De periodista de política internacional en Bruselas marchó a estudiar cine en el California Institute of the Arts (CalArts). Aunque fue fundada por Walt Disney, esta es la escuela de cine independiente y radical por antonomasia. El 'contrahollywood' dentro de la misma meca del cine, con alumnos tan ilustres como Tim Burton o Sofia Coppola y otros más desconocidos para el público general, como James Benning o Monte Hellman, quien odiaba dar clases en la universidad y las impartía en su casa, para fascinación de Urquiza.

Lo suyo es el cine experimental y documental, y habla de él con energía y vitalidad. Menciona el "contar historias, crear empatías y emocionar" de carrerilla, como si lo tuviera tatuado en su subconsciente. Más de tres años lleva trabajando en 'Next', su primer largometraje documental acerca de las niñas que empiezan a hacer carrera como actrices y con el que pretende contar una realidad dura. Desde Estados Unidos también ha sido productora para MTV España y Mundo Fox.

Ahora, Los Ángeles es su casa, y trabajar con una panda de amigos es la mejor sensación que ha tenido desde que empezó en el mundo laboral con 18 años (tiene 34): "Nunca me he sentido dueña de mi carrera, ahora soy corresponsable de La Panda, un proyecto que nace de sensibilidades, necesidades y capacidades muy distintas pero que funciona, porque hay voluntad común de entendimiento y sobre todo respeto intelectual", admite. Ella es de las pocas que nunca pensaron en quedarse en Los Ángeles; inicialmente tenía la idea de volver a su tierra, pero, aunque le apasionan ciertas iniciativas españolas como el Festival de Cine Márgenes, le asustó ver la situación económica del país.

Es desesperanzadora para muchos, pero el compositor Lucas Vidal prefiere ver las posibilidades: "No hay que desanimarse, hace falta sacrificio, empeño, tomarse las cosas muy en serio. Sólo así se hacen realidad los sueños, a base de recibir muchos noes hasta que se abra una puerta u otra", insiste. Así fue como lo consiguió él: estudió música con una beca en las escuelas Berklee (Boston) y Juilliard (Nueva York), y a sus 29 años ha compuesto bandas sonoras para grandes películas de Hollywood, entre ellas, 'Fast and Furious 6', con Vin Diesel, o 'La fría luz del día', con Bruce Willis, y también para el Boston Ballet.

Tiene un estudio de tres plantas en Venice Beach, donde pasa la mayor parte del día, entre partituras y 'meetings', aunque, al contrario de lo que muchos pensarán, no sólo habla de música clásica, también se ha pasado a la electrónica. Admite que no tiene mucho tiempo libre, el 'timing' de Hollywood es frenético y en poco más de un mes tiene que tener cada proyecto terminado. Ha acabado recientemente la banda sonora de 'Tracers' y en abril presentará el galardón a la BSO en los premios Platino, en Panamá. No para. "Invierto muchas horas en mi trabajo, pero siento que igual de importante es el aspecto personal, la unión familiar", reflexiona, por eso vuelve a Madrid cuando puede.

Todos miran hacia el otro lado del charco con mayor o menor nostalgia, pero saben que, de momento, no hay otro lugar en el que puedan estar. Y no precisamente por ser amantes del estilo de vida americano, pues hace unas semanas se celebraba la Superbowl, el acontecimiento del año que moviliza América, pero no a los soñadores españoles. Pero hoy es distinto, sus vidas se paran ante un país y una ciudad que aman el cine. La comunidad del séptimo arte al completo ajusta su reloj al de la academia; de costa a costa y en todas las franjas horarias del mundo, las estatuillas doradas acapararán la atención. Algunos soñadores rozaron el Oscar con la punta de los dedos, otros se quedarán entre tortillas y barbacoas para ver, quiniela en mano, lo que quizás un día les sucederá a ellos. Todos, de momento y lejos de casa, siguen caminando.