A sus 60 años recién cumplidos y en plena resurrección artística, Kevin Costner sostiene en una entrevista con Efe que está más seguro que nunca de sus ideas y sentimientos, pero no tiene tan claro que siga siendo una personalidad "relevante" o "importante" en el Hollywood actual.

"Me pregunto a mí mismo si soy relevante. Si acaso soy un actor importante. ¿Le importa a la gente lo que hago? No lo tengo claro, la verdad. Tengo mis dudas. Esa es mi lucha", dijo el ganador de dos Oscars por "Bailando con lobos" (1990).

"No dudo ni por un segundo de mis convicciones ni de lo que siento, pero puede que no sea relevante en esta industria", añadió el célebre protagonista de películas como "Los intocables de Eliot Ness" (1987), "Robin Hood, príncipe de los ladrones" (1991) o "JFK" (1991).

Costner muestra esa incertidumbre tras comprobar que su reciente trabajo, el drama racial "Black or White" (2014), no ha funcionado como esperaba en la taquilla, especialmente después de que el propio artista invirtiera su propio dinero -hasta 9 millones de dólares- para que el filme saliera adelante.

Pero ahora tiene ante sí la oportunidad de dar la vuelta a la situación con "McFarland, USA".

Se trata de una cinta basada en hechos reales, de estreno el próximo día 20, en la que un grupo de jóvenes trabajadores del campo forman un equipo de "cross-country" bajo la dirección del entrenador Jim White (Costner), recién llegado junto a su familia a un pueblo californiano predominantemente latino.

"La historia me emocionó. Crecí con chicos como éstos", explicó Costner.

"Me decanto -agregó- por guiones que me conmueven. Puede que no sean temas de moda o que vayan a hacer mucho dinero, pero creo que son cosas que importan a la gente. Ojalá los padres muestren esta película a sus hijos. Ese será el verdadero éxito".

El actor, uno de los iconos más representativos del cine estadounidense de las últimas décadas, muestra así su respaldo a la comunidad latina -apenas reflejada en las grandes producciones de Hollywood- y no teme mandar un mensaje de apoyo hacia una eventual reforma migratoria en el país.

"Mi perspectiva es que EE.UU. se ha construido en base a la inmigración", afirmó.

"Nuestras fronteras, por supuesto que tienen que estar controladas y es ridículo que no lo estén. Uno no puede venir aquí sin más. Pero aquellos que están aquí, que no son criminales y tienen hijos, creo que tienen que quedarse, deben ser protegidos y deben disponer de todo lo que América tiene que ofrecer", apuntó Costner, quien aseguró que el camino a la ciudadanía también debe ser supervisado.

Hablar de EE.UU. es una de las grandes pasiones del artista, ya sea desde una óptica grandilocuente ("Bailando con lobos", "El mensajero del futuro" o la miniserie "Hatfields & McCoys"), o con una mirada más íntima a dramas humanos, como es el caso de "McFarland, USA".

"Para mí, era importante reparar en los trabajadores del campo, en aquellos que llevan la comida a nuestras mesas. Nadie les presta suficiente atención. Y son personas que se pasan el día encorvados y sin dejar de trabajar, llueva o haga un calor sofocante", sostuvo el actor.

"Esas personas -declaró- tienen sueños. Puede que no los vayan a alcanzar, pero si trabajan duro, confían en que sus hijos sí lo logren. Eso para mí es muy noble. Es muy americano".

Las segundas oportunidades y las reinvenciones también lo son, como bien sabe el propio Costner. El actor, durante más de una década, decidió prestar más atención a su familia y rodar pequeñas películas al margen de los grandes estudios.

Ahora disfruta de un regreso por todo lo alto desde "Hatfields & McCoys" (2012), un enorme éxito de audiencia que además le granjeó un Globo de Oro y un Emmy como actor.

Después le siguieron papeles en "El hombre de acero", "Jack Ryan: Operación Sombra" y "3 días para matar", que convencieron a crítica y público.

"Me están llegando grandes críticas. Lo cierto es que me esfuerzo mucho siempre. No sé qué es lo que marca la diferencia", manifestó, "pero siempre trato de ser la persona que interpreto".

Además, Costner confesó que desea volver a dirigir -"me queda algún western dentro de mí"- y que presta poca atención a los triunfos pasados de su carrera.

"No me regocijo pensando en lo que he hecho ni en quién me he convertido, porque las películas son una parte muy pequeña de mi vida. El cine que hago ahora lo disfruto tanto como el que hice en su día", aseguró.

Ahora, concluyó, "sigo trabando tan duro como puedo".