Diez años y un día, un periodo que "parece una condena", han pasado desde que Achero Mañas dirigió su anterior largometraje, algo que justifica porque se siente "incapaz de hacer una película sin las condiciones" que él cree "que se merece esa película".

Ahora regresa con 'Un mundo normal', un largometraje que le ha "reconciliado con el cine" y que ha presentado este domingo en la sección oficial del vigésimo tercer Festival de Cine en Español de Málaga.

"Nunca me he ido del cine", aclara el director, que vuelve con una película "muy personal y autobiográfica" protagonizada por Ernesto Alterio, a quien ha agradecido haber sido "tan generoso al meterse en ese lugar familiar que tiene unos círculos muy concretos a los que es difícil entrar".

Alterio interpreta a un excéntrico director de teatro que, para cumplir la última voluntad de su madre (Magüi Mira), roba su ataúd camino del cementerio para lanzar su cuerpo al mar.

Mañas estaba "muy preocupado" por el "tono" de la película, que "en cada secuencia y cada lugar surgiera esa mezcla de risa, de absurdo y de drama".

Va a estrenar el 11 de septiembre, en plena nueva normalidad, esta historia que se titula 'Un mundo normal', y se pregunta "cuáles son las normalidades", si acaso son "lo que la costumbre nos dice que es normal".

"Todos aparentamos una cierta normalidad, -dice- pero vivimos continuamente nuestras singularidades. Si la normalidad es la de antes, prefiero no tenerla, y si la nueva normalidad es estar otros diez años sin dirigir, prefiero cambiar, pero no voy a hacer una película en la que no crea, porque tengo la posibilidad de vivir de otras cosas, y si no tengo poder sobre el discurso, no ruedo".

Considera que la pandemia "nos ha universalizado a todos, nos ha encerrado, nos ha hecho tener una experiencia colectiva vivida en núcleos pequeñitos, familiares, y estamos deseando volver a nuestras particularidades".

Quizás por sus orígenes en el teatro, no concibe una película "sin ensayos", y en este caso hubo dos meses de trabajo previo al rodaje en el que otorgó "libertad total" a los actores y él se limitó a "conducir esa libertad".

"No quiero que los actores no sean partícipes de la película. Quiero que participen del proyecto espiritual de la película, porque ellos me descubren muchas cosas de su propio personaje", subraya.

El "alter ego" de Mañas que protagoniza la película lanza un alegato contra las series de televisión, porque el director considera que estas "cubren el espacio que ahora mismo no cubre el cine, que como lo entendíamos ha muerto, como experiencia colectiva".

A su juicio, se han "universalizado las series" y los creadores "nunca han estado tan condicionados en los contenidos como los directores de las series".

Añade que la actual Ley del Cine es "demencial, porque propicia la industrialización de las películas y hay un vacío, con muchos directores que no tienen la capacidad de levantar un proyecto".

"No existen ya productores independientes, prácticamente han desaparecido, porque van a las cadenas con los contenidos que les obligan a hacer", ha resaltado Achero Mañas.

Por su parte, Ernesto Alterio ha señalado que Mañas le invitó "a un viaje muy personal" en el que le abrió "las puertas de su familia" y ha sentido como "un privilegio transitar con ellos esa experiencia" en la que sentía "mucho respeto al principio".

"He podido comprobar que tiene mucha calidad artística, en el sentido de que se juega cosas personales, y eso me ponía en un lugar que me obligaba a estar a la altura de esa entrega", ha añadido Alterio.