Hará siete u ocho años, a Carlota Pereda le rondaba la idea de escribir y rodar algo sobre terror real. Había visto ‘Memories of murder’, aquel ‘thriller’ magistral de Bong Joon-ho sobre el primer asesino en serie coreano, y, como suele decirse, le estalló la cabeza en mil pedazos. Al mismo tiempo, pensaba en el ‘bullying’ como motor de esa historia que quería contar. ¿Cómo podía juntar las dos ideas? Durante un veraneo, Pereda bajaba cada tarde a la piscina del pueblo y siempre veía a una niña que llegaba sola y a la misma hora. “Imaginando sus razones para hacer eso, y quizá porque esos días leía a Lovecraft, me vino a la cabeza la idea de ‘Cerdita’”, evoca la directora sobre lo que primero fue un premiado cortometraje y hoy, elevado ya a la condición de largo, se ha convertido en excitante bombazo del cine de terror español: una brutal reflexión sobre el acoso al diferente, cargada de sangre, venganza y humor negro, a partir de una chica de pueblo a la que sus odiosas compañeras someten a cruel ‘bullying’ gordobófico.

La película ha llegado este sábado a Sitges, donde se proyecta fuera de concurso, con la bola del ‘hype’ girando sin descanso: fue el único título español que se pudo ver en el último festival Sundance y hace pocas semanas conquistó el premio a mejor película de terror en el referencial Fantastic Fest de Austin. Antes, en 2018, el cortometraje homónimo ya se había hecho con el Goya. “Estamos muy agradecidas y emocionadas. Como Lina Morgan”, dice Pereda entre risas. “Yo estoy superbién, muy disfrutona. Esto es algo que no pasa siempre”, añade a su lado Laura Galán, la formidable actriz protagonista tanto del corto como del largo.

‘Cerdita’ es excepcional en múltiples aspectos. Es, como decíamos, la historia de Sara, una joven acosada por su gordura a la que la vida dará un vuelco el día en que llegue al pueblo un hombre misterioso que secuestrará a sus torturadoras. ¿Será misericorde con ellas y ayudará a salvarlas o las abandonará a su sangrienta suerte ante un demente con sed de venganza? Cine de género, puro ‘slasher’ de ‘psycho-killer’ y cuchillos afilados, pero provisto de una poderosa mirada política y feminista que aniquila las imposiciones del género (y de género): desde esa ambientación castiza en la Extremadura profunda que eleva al filme a una dimensión universal desde lo local hasta la nula fascinación sadoerótica por el villano tan propia del 'slasher'. Y, sobre todo, ese desafío a la dictadura del cuerpo normativo, al cliché machista de la ‘final girl’, esa joven habitualmente sexi y ligera de ropa que se enfrenta al malo en el aquelarre final.

Cuerpos no normativos

“Hay que gente que se sorprende, y nos aplaude la valentía, porque Sara sale mucho rato en biquini enseñando su cuerpo. ¿Qué tiene eso de valiente? ¿Alguien dice que es valiente cuando ves a una tía en bolas en un cartel publicitario de ropa interior?”, cuestiona Pereda. “Yo no tengo ningún problema en mostrar mi cuerpo. ¿A quién le puede molestar verlo? Me gustaría que la gente se planteara por qué no le gusta ver un cuerpo no normativo como el mío. Y la verdad es que yo me veo guapísima durante toda la película. ¿Pasa algo?”, añade Galán, todo carisma.

Pereda, forjada en el voraz y frenético mundo de las series, donde ha escrito y/o dirigido episodios de ‘Periodistas’, ‘El secreto de Puente Viejo’ o ‘Acacias 38’, se declara cinéfaga insaciable, tan capaz de disfrutar con el citado Boon Jong-ho, con Aleksandr Sokúrov o con Claire Denis como con el anime o “la cosa más bizarra del cine 'gore' asiático”. Pero mientras en otras cinematografías la mirada femenina en el cine de género es cada vez mayor y más estimulante (Julia Ducournau, Rose Glass, Hanna Bergholm, Léa Mysius, una legión casi infinita), no sucede así en España, donde Pereda es, hoy por hoy, solo una maravillosa rara avis.

Cineastas de género en España

“No tengo claro por qué pasa esto: quizá porque hay creadoras que no han tenido interés por el fantástico; quizá porque no se ha contado con ellas porque el cine de género requiere de mayor inversión y se apuesta más por hombres que por mujeres. Y eso que en el mundo del corto hay muchas mujeres con trabajos estupendos de género, como Mónica Mateo o Maider Oleaga. Pero luego no han podido dar el salto al largo”, analiza Pereda. “Yo estoy muy orgullosa de que Carlota haya dado una patada a esa barrera y ojalá salgan más mujeres haciendo haciendo terror. Y eso que yo, y es horroroso decirlo aquí en Sitges, no puedo ver cine de terror porque me muero de miedo. Me da una envidia esa adrenalina que soltáis… ¡Prefiero hacerlo que verlo!”, añade Galán entre guiños y contagiosas carcajadas.