Debería haber llegado más lejos y, de hecho, está punto de hacerlo ya que toca casi el éxito con las yemas de los dedos, pero algunos altibajos pronunciados y la escasa agresividad del planteamiento del director al encauzar el argumento y utilizar a los personajes lo acaban impidiendo. Deja, por eso, un extraño sabor de boca, ya que promete más de lo que a la postre ofrece y una primera mitad más ácida e imaginativa deja paso a una segunda que prepara las cosas para un final demasiado apañado.

De todos modos es un paso adelante del director Jeffrey Blitz, que solo había dirigido con anterioridad dos largometrajes, el documental 'Spellbound' en 2002 y el producto de ficción 'Rocket science' en 2007 y que puede contemplar ahora con ligero optimismo un futuro interesante en el cine.

Lo más atractivo de la cinta es, por supuesto, el hecho de que transcurre casi por completo a lo largo de un solo día, el del banquete de bodas de una pareja de clase media, y la descripción que efectúa de los numerosos personajes, ya que estamos ante una película coral que reparte el protagonismo en dosis masivas.

A partir de ahí también es significativo el peso de la mesa número 19 del restaurante en el que se lleva a cabo la celebración, entre otras cosas porque sobre ella recae el peso de una extraña maldición. Como en muchos casos, además, reúne a seis personajes que no se conocían previamente y que comparten una insólita coincidencia, que todos ellos tenían motivos para no asistir y así lo hicieron saber hasta que, finalmente, cambiaron de opinión.

La que más dudas tenía era Eloise, que iba a ser la dama de honor pero que renunció a ello cuando su novio rompió con ella por teléfono. Todos los invitados se van conociendo a lo largo del día merced a unas conversaciones que rompen el hielo inicial, creando una atmósfera que no siempre es la que desearían.

El caso es que, con algún ligero tropiezo a veces, la cosa avanza con elementos críticos más que reconocibles y con una más que correcta interpretación con Anna Kendrick a la cabeza.