Algunos síntomas, sobre todo la originalidad y ciertas dosis de ternura, parecen demostrar que el director Robert Zemeckis, el autor de la trilogía 'Regreso al futuro' y de títulos tan conocidos como 'Forrest Gump', 'Náufrago', 'Lo que la verdad esconde' y 'El vuelo', está en línea de relativo progreso y que se puede mirar al futuro con un ligero optimismo. Para ello, sin embargo, deberá aportar a su cine ese brío que lo situó en la élite comercial de Hollywood y que ahora parece ausentarse demasiado de su área de influencia. Porque si bien ha tenido una aceptable acogida de la crítica, no ha movilizado apenas al público en la taquilla.

Inspirada en hechos reales, la película recrea la figura de Mark Hogancamp, un norteamericano que se hizo famoso al construir una pequeña ciudad en miniatura, a la que se le bautiza como Marwen, que es objeto de una terrible agresión por parte de cinco individuos que lo abandonan al borde de la muerte. Por suerte y de forma milagrosa, logra sobrevivir, aunque perdiendo en el camino un equipaje tan necesario y en muchos casos hermoso como los recuerdos. Por eso su objetivo a partir de ese drama no es otro que el de recuperarlo, para lo cual es fundamental la colaboración de sus muñecos miniatura, hechos con una enorme precisión y a partir de personajes reales.

De hecho, Mark adquiere otra personalidad cuando se hace diminuto, convirtiéndose en el capitán Hogie, un piloto de caza de la II Guerra Mundial empeñado en hacer frente a los nazis al precio que sea. Se forja así un paralelismo curioso que no impide que se convierta en héroe y que pueda dedicar tiempo, asimismo, a sus amigos. Esta combinación de seres normales con muñecos permite ampliar el repertorio de alicientes, a pesar de que no siempre las soluciones estéticas y los efectos visuales estén a la altura deseada. Tampoco se da en el clavo al incrementar la nómina de ingredientes con el romance frustrado de Mark, enamorado de una Nicol que colabora en esta «batalla» y que, por desgracia, está interesada en otra persona.