Un proyecto desafortunado y condenado de antemano al fracaso fruto de una cadena de errores de los cuales el más importante es, por un lado, la realización de Neil Marshall y, por otro, la decisión colectiva de los productores y del responsable del cómic, Mike Mignola, que decidieron dar vía libre a este remake de una cinta que apenas hacía 15 años que se había estrenado en las pantallas y que fue bien recibida por crítica y público.

Había, por tanto, claros motivos para desistir de un proyecto semejante, especialmente por lo alto que el director del largometraje previo, encantador y repleto de un delicioso humor, el mejicano Guillermo del Toro, había puesto el listón, pero también la más que discutible intención del nuevo director, Neil Marshall, de hacer un producto más fiel a la novela gráfica en la que se basaba.

En esencia, se transformaba un producto que se destinó en2004 a un auditorio juvenil y que ahora se situaba en las esferas del terror con notorias influencias del gore. Así las cosas, lo que define el nuevo Hellboy es esa tendencia a romper todas las fronteras de un terror que se desborda por sus cuatro costados sin llegar a alcanzar sus objetivos. Eso y la lamentable decisión de recurrir una vez más a la Leyenda del Rey Arturo y de la Espada Excalibur, que vuelve a ser un pretexto gratuito casi ridículo.

Tampoco llega a interesar la opción de convertir la historia en una, literalmente, caza de brujas, que se erige en el proceso de descomposición de un puñado de hechiceras que siguen la pista de su enemigo mortal Hellboy.

Hasta llegara esa meta, sin embargo, son numerosos los malvados que se cruzan en su camino, incluyendo a la Bruja Sangre (incorporada por la actriz, habitual en estos pagos, Milla Jovovich) y a toda una legión de monstruos. Sin menospreciar a los que marcan la pauta, unos gigantes enormes que se mueven con efectos visuales correctos.

Curiosa aparición del padre de Hellboy, el profesor Boom, que nos traslada a tiempos pasados. Si algo es también evidente es que el actor que incorpora aquí al protagonista, David Harbour, no hace olvidar en ningún momento a Ron Perlman, que era quien lo interpretaba en sus aventuras anteriores.