Aunque para algunos resulte inimaginable, el consumo de insectos puede ser un gran aporte de energía a nuestra dieta diaria. Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre el tema, publicado en abril de 2013, los insectos pueden considerarse un alimento muy beneficioso para la salud.

Uno de los principales aportes que ofrecen son las proteínas, ejemplos como las orugas, los saltamontes, las moscas o las arañas constituyen mejores fuentes de proteían que el pollo, el cerdo, el cordero o la vaca, además apenas tienen grasa. Por lo general, los insectos también son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio y cinc.

Hay estudios que demuestran que algunos de los componentes de su esqueleto externo son similares a los de algunos crustáceos y, al igual que estos, podrían contribuir a una menor absorción del colesterol. El contenido nutricional dependerá de su etapa de vida (etapa metamórfica), su hábitat y su dieta.

Por lo tanto, su consumo puede considerarse una buena alternativa a las vías nutricionales tradicionales. Sin embargo, según Miguel Ángel Luengo, vocal del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), "no pueden acabar sustituyendo otras fuentes proteicas ni ser la base de una dieta, como tampoco se puede mantener una dieta a base de proteínas, ni de carne o pescado".

Nutritivas brochetas de gusanos y escorpiones. Foto: Getty Images

Regulación en España

Los insectos complementan la dieta de aproximadamente 2.000 millones de personas en el mundo. En Latinoamérica, Asia y África es una práctica común: se llegan a comer unas 1.400 especies diferentes de artrópodos. Esta tradición se ha convertido en moda en Europa y se practica por su carácter exótico, pero no existe una regulación propia sobre la entomofagia en nuestro país, derivada de la prohibición de la venta de insectos para el consumo humano en la Unión Europea.

Actualmente es muy complicado encontrar restaurantes en cuyas cartas figuren recetas con insectos, y los puestos ambulantes donde te puedes atrever a probarlos son un fenómeno que aún no ha llegado a España. Tener acceso a estos ´bichitos´ como fuente de alimento puede ser muy difícil. Recogerlos por los jardines o la calle es peligroso, pues hay algunos que pueden ser tóxicos, por eso hay que asegurarse de recibirlos de una granja especializada, acudiendo a ella o bien comprarlos de forma online.

Los mercados de insectos listos para comer, son muy populares en países como China o México. Foto: Getty Images

¿Puede ser peligroso?

El riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, es decir, las que se transmiten de los animales a los humanos (como la gripe aviar) es bastante reducido en los insectos. Sí que pueden producir reacciones alérgicas similares a las que aparecen con los crustáceos, y si no se tratan como es debido, algunos pueden presentar toxinas.

Pero gracias a la experiencia de aquellos países donde su consumo es más habitual, se ha podido elaborar una selección de especies que sí son aptas para el consumo. El siguiente paso es que la regulación precise cuáles se pueden comer crudos y cuáles hay que cocinar.