Ensayo de un camarero

Notas musicales con sabor

Una experiencia gastronómica engloba muchos matices. Ya no basta con que todo esté rico y sabroso, o que el servicio sea de calidad, cercano, educado, etc.

Actuación musical en un restaurante.

Actuación musical en un restaurante. / LP / DLP

José Miguel Sánchez

José Miguel Sánchez

Las Palmas de Gran Canaria

En cada casa, ya sea una tasca, un restaurante o un bar de copas, importan los grandes detalles, ¡pero existe otro tipo de aspectos que pueden hacer que nuestra velada pase a un nivel superior… o no!

El entorno, aquello que rodea a un restaurante, que lo viste y le da su personalidad, como la decoración, el tipo de mesas, la iluminación, o incluso la uniformidad del personal, juegan un papel principal en la puesta en escena. Pero existe otro aspecto de especial relevancia que puede hacerte rememorar un momento especial en tu velada, ya sea con amigos, la familia o con tu pareja.

Estoy hablando de esas notas musicales que acompañan ese almuerzo o cena. A veces esas canciones de fondo o melodías pueden aportar tanto o más que el mejor plato de comida, aunque también puede ser que sea un desastre y te arruinen esa cita si el local y su acústica no es la apropiada. En cualquier caso, la música idónea puede elevar esa experiencia gastronómica a otro nivel.

Existen estudios científicos que indican que la música puede influir en la percepción de los sabores en nuestra boca. Nuestro sentido del gusto puede verse ligeramente alterado, por ejemplo, a la hora de escuchar música clásica para degustar un vino, o una ópera italiana si comemos una pasta carbonara, y así consecuentemente para comidas y bebidas que relacionamos con un país, o un determinado momento del día.

Adaptar la música

Mi experiencia me desvela que, en numerables ocasiones, el comensal que espera en la mesa a que llegue su cita tomando un aperitivo, abandona la compañía del teléfono móvil cuando la música que escucha de fondo es agradable y el día acompaña. Puedo observar como muchos comensales se contonean sutilmente mientras se llevan el tenedor a la boca, o por ejemplo cuando a determinada hora de la noche la música que llega te anima a pedirte la arrancadilla antes de abandonar el local.

Ciertas canciones que quedan grabadas en nuestra memoria por asociarlas a momentos determinados, sirven como nexo entre ciertos recuerdos y determinadas experiencias, y este factor también puede trasladarse a la hora de sentarnos en la mesa de un restaurante y compartir esos momentos de placer y satisfacción. Todos y todas recordamos una canción de verano que nos recuerda a un amor o desamor; a la fiesta de la boda de unos amigos o una graduación.

Y de eso se trata, la música que se escoge en un restaurante no debe ser la que más le gusta al camarero o al dueño, sino aquella que pueda acompañar a un servicio de mediodía o noche y siempre acorde, nunca mejor dicho, a la estética del local y lo que queramos transmitir. Qué hay mejor que un bar de campo o un guachinche con un vino canario, un trozo de queso majorero y un buen timple de fondo. Salud y vermut.

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