Ensayo de un camarero

El coste de una reserva

Como cada mes, y en especial en estas festividades, es donde se concentran la mayoría de cenas y almuerzos de grupo

Son fechas de muchas cenas grupales, ya sea de empresas o amigos.

Son fechas de muchas cenas grupales, ya sea de empresas o amigos. / LP / DLP

Las Palmas de Gran Canaria

Casi todos los restaurantes tienen reservadas sus mesas desde hace ya algo más de un mes, con suerte se puede conseguir algo si es que algún grupo cancela, eso siempre que avisen al restaurante con antelación, algo que no suele ser lo común.

Un mal generalizado

Podrías preguntarle a cualquier hostelero o camarero sobre las reservas y encontrarás la misma respuesta en todos los casos. Es muy común los fallos y las ausencias de mesas que no acuden a su cita, ni llegan, ni llaman para avisar de que no asistirán. O que reservan “por si acaso” para diez y acuden cuatro, y en el peor de los casos han encargado un menú de grupo que ya está preelaborado y que quedará como un gasto que asumirá el restaurante. Todos comprendemos que en ocasiones surjan imprevistos o planes mejores o incluso que en el último momento se caigan dos del grupo por enfermedad u otra cuestión, pero cuando esto se repite de forma habitual, desvela claramente que algo está fallando.

Hay métodos para evitar estas circunstancias desagradables para la hostelería que pasan por “tocar el bolsillo” de los que reservan, porque no es lógico que estos restaurantes siempre salgan perdiendo. Y máxime en estas fechas navideñas, donde la falta de respeto hacia el trabajo de los demás supone una bajada de la facturación de forma considerable, y en muchas ocasiones son incapaces de remontar esas mesas para poder cubrir el personal de cocina y sala que se invierte, como también la materia prima que se ha comprado para cubrir esas demandas.

Ejemplos que funcionan

En otras partes de Europa nos consta que las reservas se realizan previo pago de una cantidad porcentual en relación a los comensales, que a posteriori se le descontará de la factura de la mesa. En otros casos se deja la tarjeta para cobrar esa reserva por comensal en una cantidad simbólica, y hasta existen aplicaciones con pasarelas de pago como Bizum, para realizar las reservas del restaurante. En cualquiera de los casos, son métodos factibles y eficaces que acabarían con esta mala costumbre de algunos comensales.

Todos tenemos asumido que cuando viajamos pagamos de antemano nuestro billete avión, y que si no acudimos a esa cita perdemos el dinero, incluso si llegamos tarde a ese vuelo, a no ser que tengamos seguro de cancelación pero que igualmente tenemos que abonarlo como suplemento previamente. Pasa lo mismo cuando acudimos al cine y reservamos nuestras butacas por la página web, para no arriesgarnos a acudir y que la sala esté llena, y así sucesivamente en muchos aspectos del mercado donde para reservar tenemos que dar una señal o depósito.

¿No sería lo más lógico que para hacer una reserva en un restaurante hiciéramos lo mismo? No cabe duda, que cuando nos toca hacer un desembolso no nos tomamos tan a la ligera no acudir a esa reserva del restaurante. Pasaría lo mismo en la cita del médico de la Seguridad Social o a esa cita del ayuntamiento. 

Esperemos por el bien de todos que poco a poco nos vayamos concienciando y seamos más empáticos con aquellos restaurantes que dedican tiempo, personal y gastos en mercadería para que tú puedas disfrutar de un buen servicio. 

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