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Restaurantes

Revés Bistró: la revelación gastronómica de Gran Canaria está en un club de tenis

A veces los grandes descubrimientos se esconden donde uno menos se lo espera

Equipo de Revés Bistró.

Equipo de Revés Bistró. / LP / DLP

Mulchand Chanrai

Mulchand Chanrai

Las Palmas de Gran Canaria

Me ocurrió hace poco, cuando crucé las puertas del Club de Tenis Tafira, sin imaginar que dentro de este recinto deportivo me aguardaba uno de los proyectos gastronómicos más auténticos y novedosos de los últimos tiempos: Revés Bistró.

Su nombre parece un juego de palabras, pero encierra un concepto profundo. Revés es, literalmente, un giro: una manera de mirar la cocina desde otro ángulo, de transformar lo cotidiano en algo especial. Y eso es exactamente lo que tres amigos han conseguido hacer aquí.

Tres amigos, una idea

Detrás de Revés Bistró están Héctor Suárez, Paco Budia y Sem Suárez, tres amigos, soñadores y cómplices de un proyecto que nació con una intención clara: revolucionar la gastronomía local desde la honestidad y el talento.

Héctor y Sem comparten un recorrido intenso entre cocinas donde el rigor técnico se aprende a base de fuego, cuchillos y muchas horas de servicio. Paco, por su parte, aporta la mirada más estratégica, el equilibrio entre la gestión y la sensibilidad. Juntos forman un trío que ha sabido combinar visión, experiencia y alma.

Lo que han construido en Tafira no es un simple restaurante dentro de un club. Es un bistró con alma de alta cocina, que se aleja del formalismo sin renunciar a la excelencia. Un espacio donde el producto brilla con identidad propia y donde cada plato parece contar una historia.

Un refugio inesperado

La ubicación del restaurante es, sin duda, parte de su encanto. No está en una calle transitada ni en una zona de moda, sino dentro del Club de Tenis Tafira, rodeado de vegetación y con el sonido de las raquetas al fondo.

Evidentemente, es un bar de club, y está claro que la ubicación no permite demasiadas florituras: no hay vistas espectaculares ni un entorno diseñado para impresionar, pero precisamente por eso, el mérito es mayor. Entre el murmullo deportivo y las mesas sencillas, se perciben matices de gran restaurante. Hay mucho cuidado en cada detalle, en el ritmo del servicio, en la armonía del menú y en esa sensación de que detrás de cada plato hay intención y técnica.

Anchoas sobre brioche.

Anchoas sobre brioche. / Mulchand Chanrai

Esa ausencia de ostentación es también parte de la filosofía de la casa: dejar que la experiencia fluya, que el comensal se concentre en lo esencial: el sabor, el aroma, la textura, y se olvide del resto.

Técnica, emoción y equilibrio

Sentarme a la mesa de Revés fue descubrir una cocina sutil y contundente a la vez, que combina precisión técnica con una enorme sensibilidad. La propuesta de Paco Budia al frente de los fogones parte de la idea de cocinar sin complicar, de dejar que el producto hable con voz propia.

Comencé con unas anchoas sobre pan brioche y mantequilla ahumada, un bocado que podría parecer clásico, pero que sorprende por su finura. El humo apenas se insinúa, acariciando la salinidad de la anchoa y realzando su sabor sin eclipsarlo.

La ensaladilla.

La ensaladilla. / Mulchand Chanrai

Le siguió una ensaladilla con quisquillas y piparras, delicada y equilibrada, donde cada ingrediente cumple su papel: el mar, la acidez, la cremosidad y ese toque picante tan elegante que abre el apetito.

A partir de ahí, la experiencia tomó vuelo. El calamar en texturas es pura sutileza: distintas formas de preparar un mismo producto —plancha, crujiente, emulsión— que se complementan en armonía. Después, una sama con toffee de guisantes y guiso de cerdo que me dejó sin palabras. El contraste entre la suavidad del pescado y la potencia del guiso demuestra que aquí se cocina con criterio, no con improvisación.

Calamar en texturas.

Calamar en texturas. / Mulchand Chanrai

Arroz, risotto y la alquimia del sabor

El arroz de camarón y sepia fue otro punto alto del menú. Aromático, profundo, con ese gusto a mar que se logra solo con fondos trabajados y paciencia. Es un plato que reconcilia la tradición arrocera con la frescura atlántica de Canarias.

Y si hay un ejemplo de técnica bien entendida, es el falso risotto de hinojo con cigalas y aire thai. La combinación del hinojo, su dulzura anisada, con el punto cítrico del aire yodado del mar, crea un equilibrio sorprendente. En Revés, el exotismo no es un capricho: se usa con sentido, como una pincelada de color en un lienzo sobrio.

Arroz de camarón y sepia.

Arroz de camarón y sepia. / Mulchand Chanrai

Durante la comida, el Ikewen 2022, un tinto con carácter atlántico, fue el acompañante ideal. Su acidez contenida y su frescura mineral realzan cada plato sin robar protagonismo. Se nota que la carta de vinos está pensada para acompañar, no para impresionar.

Un secreto a voces

Al salir del restaurante tuve esa sensación que solo se experimenta ante algo especial: la de querer contarlo… pero también guardarlo. Es uno de esos lugares que uno teme que se masifiquen, porque su encanto está precisamente en su discreción, en su autenticidad.

Lo que estos amigos han conseguido en Tafira es mucho más que abrir un restaurante dentro de un club. Han creado un espacio de encuentro, de disfrute, de cocina viva. Un lugar que demuestra que la gastronomía puede ser sofisticada sin ser distante, emocionante sin ser pretenciosa.

El vino que nos acompañó.

El vino que nos acompañó. / Mulchand Chanrai

Revés Bistró es, en definitiva, un revés al conformismo. Una lección de humildad, oficio y sabor. Y una prueba de que cuando la pasión guía el camino, los grandes proyectos nacen incluso en los lugares más inesperados.

Recuerda que si quieres compartir conmigo tus proyectos, bodegas o vinos siempre puedes escribirme a mulchandchanrai@gmail.com o a través de @thefoodtagram.

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