Lo escribo rápido, que la descomposición va que pita. No, aún no hablo de la anunciada vuelta a TVE de los toros, con sus cajonadas, el bonito brillo de la sangre en el lomo del animal, quizá, con suerte, el emocionante empitonado del matarife dando vueltas por el aire con el cuerno hincado en la mandíbula, tal vez en el ojo, ni de la horrible muerte del morlaco después de una tortura tan despiadada, no, aún no hablo de esa descomposición moral que un patriota como Pío García Escudero, portavoz popular en el Senado, ya anuncia como conquista y premio ineludible al pueblo en cuanto manejen la casa, para que se note que los tiempos remilgados han cambiado y el serrín de la patria vuelve a su sitio. No hablo de esa descomposición. Escribo rápido tres líneas sobre El comecocos, el nuevo fracaso en Cuatro de Paolo Vasile, dicho con la mejor de mis sonrisas.

Durante las promociones, como si no quedara claro que trataban de remedar la estética del circo romano, es decir, su aspecto más tonto, sacaban al público agitando las manos con menos ímpetu que Gada?, cuando el pobre, hundiéndose su mundo, levantaba los bracitos con menos ímpetu que el público de El comecocos, que premia o castiga a los oradores aunque es el jurado selecto quien tiene la última palabra. El jurado de luxe está compuesto por el político Albert Rivera y la dislocada Mercedes Milá. ¿Han visto a esta señora en la última semana, en el último mes, en el último año? La sacan a todas horas en las cadenas de Mediaset creyendo que su presencia es un imán para limpiar la imagen de esos tugurios en decadencia. Pero esta señora volverá a estar frente a Gran Hermano 13. Es decir, vaya donde vaya, la infamia y la vulgaridad la acompañan.