Jordi Évole nos recibe en el privilegiado entorno del pirineo aragonés. El periodista vuelve a televisión con la entrega más humana de Salvados, un reportaje que arranca la lágrima contando la historia del drama de los habitantes de Jánovas, un pueblo que fue destrozado con la idea de construir un pantano y que hoy empieza a ver esperanza.

Padre de un hijo de nueve años, tras dejar el humor que le dio fama de la mano de Buenafuente e independizarse de la productora de El Terrat, disfruta sin presiones de su nuevo éxito en televisión. Convencido de que algún día dejarán de conocerle por la calle, tiene el sueño de montar una casa rural algún día.

PREGUNTA: ¿Estás cómodo con el salto del humor al periodismo serio?

JORDI ÉVOLE: Sí. Mi carrera ha sido bastante circular, empecé en el periodismo serio. Me tuve que buscar la vida en otros derroteros, primero en el periodismo más estricto, y luego por el camino estuve muchos años haciendo estrictamente humor. "Salvados" empezó siendo un programa en el que el humor dominaba y luego hemos ido haciendo una transición lenta en la que nos hemos sentido muy cómodos. Al final te acabas haciendo el traje a tu medida.

P: ¿Cómo desconectas?

JE: Jugando al fútbol con mi hijo de nueve años.

P: Es una de tus pasiones desde pequeño...

JE: Sí, con él me pego unos partidos en casa con una pelota de trapo, y cuando no estamos en casa jugamos en un campo de tierra que hay cerca.

P: ¿Cómo compaginas la fama con tu día a día?

JE: Relativizándola mucho, para mi no tiene mucha importancia. Algún día dejarán de conocerme por la calle y no pasará absolutamente nada. Ahora vivo un momento de mucha notoriedad pero esto se acabará y cuando se acabe tendré que asumirlo. No hay que traumatizarse, ni cuando tienes la fama ni cuando no la tienes.

P: ¿Serás igual de feliz si cumples tu sueño de montar una casa rural?

JE: Sí, creo que sí, incluso más feliz. Cada momento en la vida tiene sus peculiaridades. Tampoco creo que pueda aguantar el ritmo que llevamos ahora cuando tenga sesenta años.

P: ¿No te ves toda la vida en televisión?

JE: No. Me gusta mucho el medio televisivo, lo disfruto mucho y me siento un auténtico privilegiado, pero nada es eterno y ojalá que nos demos cuenta nosotros antes que los espectadores, si esto un día cansa que nos demos cuenta nosotros los primeros.

P: Hay pocos periodistas centrados en hacer periodismo serio en televisión....

JE: Hay muchos, más que antes.

P: ¿No crees que hay más entretenimiento que periodismo?

JE: Creo que hay más periodismo. A veces somos muy críticos con la televisión y creo que en este país se hace buena televisión. Se hacen buenas series, hay programas como "Tu cara me suena" o "El hormiguero" que han sido exportados a un montón de sitios y eso debería ser un motivo de orgullo. Creo que hay buen periodismo televisivo aunque a veces nos hemos dejado tentar demasiado por el entretenimiento y el show y eso quizá no es del todo bueno.

P: Los periodistas más combativos están casi todos en La Sexta...

JE: La cadena ha hecho una apuesta por la información que es evidente. Ocupa desde la franja de mañana con Antonio García Ferrerás a la franja de tarde con Mamen, "El Intermedio" se ha convertido en un programa de información periodística mezclado con una sátira magnífica, los informativos han logrado un subidón impresionante de seguimiento, y los fines de semana se completan con "El objetivo", "La Sexta Noche" y nosotros. Realmente la parrilla de La Sexta es eminentemente informativa y da resultados, el espectador se refugia en esta cadena. Hay que celebrar el haberse convertido en un referente informativo. Es un mérito que otorgaría al equipo de La Sexta Noticias que está picando piedra cada día.

P: ¿Echas de menos el humor?

JE: Lo echo de menos por eso de vez en cuando nos permitimos licencias como la de Julio Iglesias. Que de vez en cuando podamos hacer eso para mi es un regalo. He hecho humor durante mucho tiempo, es un terreno en el que me siento cómodo y de vez en cuando una pincelada, para una promoción o con una entrevista como la de Julio, la agradezco muchísimo, además me sirve para desconectar un poco.

P: ¿Qué temas te gustaría tratar?

JE: Tengo muchas ganas de ver a Cristina Cifuentes con una familia independentista en Cataluña y me encantaría que gente que tradicionalmente nos ha dicho que no como José María Aznar nos dijese que sí.

P: Esta temporada vais a Jordania...

JE: Vamos al mayor campo de refugiados sirios que hay actualmente. Es un campo de refugiados que por sí sólo ya acoge a toda la cantidad de refugiados que toda Europa se ha comprometido a acoger. Creo que eso nos tendría que hacer pensar sobre cómo estamos gestionando esta crisis desde la Unión Europea. 80.000 refugiados, se ha convertido en la tercera ciudad jordana y vamos a intentar reflejar cómo es la vida en un lugar así.

P: ¿Vais a hacer más reportajes de denuncia colectiva como el de Jánovas?

JE: No lo sé. A mi me encantaría hacer más reportajes de este estilo porque creo en el enamoramiento que tienes cuando ves una historia pequeña que gracias al programa se hace grande, como el caso del metro de Valencia o de Zaida. Son programas muy agradecidos que marcan las temporadas. Ojalá vengan más.

P: ¿Duermes más a gusto después de dar voz a pequeños problemas?

JE: Sí, reconforta, pero tampoco lo hacemos por una necesidad de reconfortarnos a nosotros mismos, eso sería un poco egoísta. Como periodistas y como programa con vocación de servicio público al final cuentas una historia que quieres que se conozca y que se conozca una pequeña injusticia. Por el hecho de ser pequeña no deja de ser universal, y por el hecho de ser rural no quiere decir que no identifique a alguien de un entorno urbano. La satisfacción es dar a una historia la dimensión que crees que se merece.

P: ¿Vais a incidir más en asuntos políticos a medida que se acerquen las elecciones?

JE: Salvados tiene la suerte de que bajo el mismo paraguas hacemos ocho o diez formatos diferentes. En relación con la política habrá más temas. De momento hemos cerrado uno que se centrará en una visita de Cristina Cifuentes a Cataluña para convivir durante un día con una familia independentista que casualmente tiene unos vecinos que nos son independentista. También hemos hecho una petición a Mariano Rajoy para que reciba a una familia española para comer en Moncloa.

P: ¿Veis posibilidades de hacerlo?

JE: Siempre soy optimista, creo que lo haremos aunque no está cerrado.

P: ¿Crees que programas como el tuyo dan o quitan votos a los políticos?

JE: No es nuestra intención. No pretendemos cambiar el mundo con el programa, sería una pretensión muy alta y muy frustrante, pero a veces suena la flauta y un programa sirve para algo.

P: ¿Habéis hecho propuestas para un posible debate a cuatro bandas?

JE: Todas las propuestas que hemos hecho son a dos o a tres, no hemos hecho propuestas a cuatro. Tampoco lo cerraría a cuatro porque no creo que con con cuatro fuerzas se esté plasmando todo el panorama político.

P: ¿Os habéis planteado alguna vez seguir una historia durante cuatro o cincos programas, darles más continuidad para que unos temas no anulen otros?

JE: Nos lo hemos planteado pero nunca lo hemos puesto en práctica. Me parece una vía muy interesante. Para algunos temas un sólo programa no basta, al final tienes que prescindir de cosas.

P: ¿Cambiar el formato cada programa responde a la necesidad de abarcar más temas o al haberse quedado sin temas en algún momento?

JE: En Salvados somos muy inconformistas, estamos en una reinvención constante, siempre metiéndonos caña. Cada programa es una historia y sin reinvención nos aburriríamos nosotros mismos.

P: ¿Nunca os habéis quedado sin temas?

JE: No, de temas vamos muy bien servidos. Si somos capaces de relatar un hipotético caso tan pequeño como el de Jánovas y convertirlo en un programa en horario prime time para el gran público creo que eso nos abre mucho la cantidad de temas que podemos tratar.

P: ¿Con los cinco millones de espectadores que conseguisteis con Pablo Iglesias y Albert Rivera el programa va dando rendimientos?

JE: No dependemos de la audiencia para cobrar, no tenemos bonus por audiencia. No es un sistema que me guste, prefiero que la audiencia no nos condicione demasiado. Queremos llegar a cuanta más gente mejor y no renunciar a nada. Creo que lo del cara a cara no se repetirá en toda la temporada, no es malo reconocerlo. No vamos a tener siempre cinco millones de espectadores y si los tenemos será de manera puntual, pero eso no nos impide tratar esos temas más pequeños que creemos realmente interesantes, son temas que a veces nos nutren más que otros más exitosos.

P: ¿Qué te parece que Bertín quiera entrevistarte pero no lo haga por ser de otra cadena? ¿Te gusta el formato que está haciendo?

JE: Sí me gusta, de hecho el director del programa lo sabe. No he ido al programa porque creo que tiene un tono de entrevista personal y privada muy marcado y no es un terreno en el que me sienta cómodo. Soy muy celoso de mi vida privada y no creo que tenga ningún interés. He visto cortes del programa y el tono de la conversación es muy íntimo y privado, no me siento muy cómodo porque poco puedo aportar.

P: A "Salvados" se le puede acusar también de primar el testimonio sobre la fuente...

JE: Igual tienen razón pero es nuestro estilo. El programa de Jánovas combina el testimonio personal con la parte más periodística

P: ¿Te sientes poderoso, un peso pesado de la cadena?

JE: No (ríe), no me siento poderoso. Siento que me gusta decir lo que pienso, lo digo en cualquier foro y muchas veces de forma equivocada porque al final no deja de ser mi opinión y creo que la opinión últimamente se está sobrevalorando demasiado, en particular la mía. Tampoco tiene tanta importancia lo que yo piense sobre cualquier cosa. No creo que mi papel sea opinar, mi manera de opinar es hacer el programa que hago.

P: Notarás que la gente te quiere...

JE: Sí, creo que "Salvados" ha conseguido una cosa muy bonita y es que a veces más que espectadores tenemos militantes. Hay mucha gente que nos dice que ve poco la televisión pero nuestro programa lo ve. Hemos tenido la suerte de que los temas que nos parecían interesantes a nosotros luego han llamado la atención también de muchos espectadores, pero eso ha sido una casualidad. Somos unos privilegiados por llevar al prime time de una cadena comercial temas que a priori pueden no parecer apetecibles. Eso me reconcilia con el trabajo que hacemos, es gratificante poder tratar esos temas que no están en la agenda ni en las portadas de los periódicos y que además tengan seguimiento.

P: Hacéis una pequeña crítica al mundo rural un poco ensimismado...

JE: No creo que sea una crítica. Es un requiebro de la trama del programa. Durante el programa ganas en indignación y en simpatía hacia los que encabezan la lucha, y luego te encuentras algún testimonio que suaviza esas ganas de que David venza a Goliat, pero son aristas de la historia.

P: Los programas tienen el efecto final abierto...

JE: Una de las cosas que más me gustan de "Salvados" es todas las interpretaciones a las que da lugar, se genera un gran debate. Todas las lecturas diferentes que se hacen después de un programa, cada espectador al final saca sus conclusiones. Me encanta que cada espectador tenga una idea diferente a la hora de interpretar un programa. Me entusiasma la riqueza de matices que se puede generar.

P: ¿Has llegado a llorar en algún programa?

JE: Lloré un día con una profesora de una escuela de un barrio de Barcelona. Me explicó la historia de una madre de ese colegio que se tenía que colar con su hija en el metro para llegar al colegio porque no tenían dinero. La maestra estaba explicando la historia sin mirarme, rememorando, y me intentaba aguantar pero se giró y me vio llorando. En ese momento ni eres periodista ni eres nada, eres vulnerable. Soy muy vulnerable y hay momentos en los que te tienes que comer la rabia, la indignación y la pena para intentar contar una historia, pero hay días que estás más sensible y te rompes. No me pasa habitualmente pero de ese día me acuerdo perfectamente.

P: ¿Es parte de tu reinvención que hayas dejado El Terrat?

JE: No tiene nada que ver. Hacíamos vidas paralelas, ya no convivíamos en la misma casa así que no nos ha cogido por sorpresa. Ha sido una separación muy civilizada y doy todo mi agradecimiento al Terrat y mis mejores deseos para Andreu. Era un proceso natural que iba a llegar.