Belén Esteban ha vuelto a Sálvame y no ha podido evitar ser el centro de la noticia desde el primer minuto.

La colaboradora, que hace ya unos días que recuperó su rutina laboral, se ha visto envuelta de nuevo en una noticia relacionada con la familia a la que perteneció durante un tiempo: los Janeiro - Bazán.

Por todos es bien sabida la mala relación que existe entre Jesulín de Ubrique y la 'Princesa del Pueblo' a causa de la dejadez que el torero ha tenido durante casi 20 años con la hija que ambos tienen en común, Andrea Janeiro.

Pese a los reiterados intentos de reconciliación de los padres por el bien de la niña, parece que por ambas partes esto es una imposibilidad.

La propia Belén anunció hace un tiempo su decisión de no hablar más sobre Jesulín o su mujer, María José Campanario, para evitar mayores conflictos que puedan afectar directamente a su hija.

Sin embargo, la de San Blas ha decidido saltarse por un día esta norma. Hace unos meses, el abuelo de su hija y padre de Jesulín, Humberto Janeiro, fallecía tras una larga enfermedad y, ahora, su última pareja, Camila Naranjo, se ha sentado por primera vez en un plató de televisión para contar su historia.

Lo que no se esperaba Belén es que ella y su hija fueran a ser protagonistas involuntarias del testimonio de Naranjo.

Un regalo inesperado

Tras la entrevista que concedió la última pareja del patriarca de los Janeiro en Viernes Deluxe, Camilo Naranjo se ha sentado en el plató de Sálvame para hacerle entrega a Belén de un obsequio que el abuelo de Andrea habría dejado para ella.

Dos muñecos de los famosos Epi y Blas fueron el regalo de Naranjo para la nieta de Humberto, unos peluches que Janeiro habría estado guardando hasta el momento de su muerte.

 "Lo guardaré como recuerdo del abuelo ausente", dijo la colaboradora tras recibir el paquete que le entregaba Camila. Pero esto no fue lo único que dijo Belén.

"Tiene guasa, ¡22 años!. Estoy en un momento que no voy a hablar de la persona a la que pertenecen estos muñecos, pero a mí en vez de Epi y Blas me hubiese gustado el abuelo que le compró a Epi y Blas. Pobrecito que ya no está, pero alguna llamada podría haber hecho" zanjaba visiblemente apenada la colaboradora.

Eso sí, la madrileña también tuvo unas palabras para el padre de su hija. "Un nieto es un nieto, ¡y un hijo es un hijo! Pero bueno, que no quiero calentarme", soltaba Belén volviendo a dar a entender que Jesulín sigue sin ver a su hija.