Las primeras palabras de Paz Padilla después de anunciarse su despido fulminante de Mediaset España han llegado más pronto de lo que se esperaba.

Desde que hace unos días la revista Lecturas publicase a golpe de exclusiva una portada en la que confirmaba el cese definitivo de la humorista de la cadena y que el grupo de comunicación confirmase la noticia horas más tardes, la gaditana ha preferido guardar silencio hasta ahora.

La bomba confirmada por el grupo de comunicación liderado por Paolo Vasile ha abierto una veda en la que todos han querido participar. Incluso Antonio David Flores, amigo de la presentadora y ex colaborador de Sálvame, ha salido en defensa de la humorista asegurando que su despido se debe a una cuestión mucho más enrevesada y turbia que la que han publicado los medios de comunicación.

El círculo más cercano de Paz Padilla ya conoce la reacción de la presentadora y actriz, quien solo ha dado su versión de los hechos a su entorno directo pero alguien muy cercano a la humorista ha querido compartir con los medios las primeras y sorprendentes palabras de Padilla, quien se está refugiando en el teatro para superar este varapalo laboral.

Dolor, disgusto y abandono

Según comparten fuentes cercanas a la presentadora, Paz Padilla ha tocado fondo y no se explica porqué se ha hecho con ella lo que la propia protagonista califica como "una caza de brujas".

Por otro lado, la humorista asegura que no entiende el "trato humillante" que ha recibido por parte de los que fuesen sus compañeros de programa, de los medios de comunicación y comparte con su entorno que las razones que se han dado para justificar su despido no se corresponden con la realidad.

Además, Padilla le ha confesado a su círculo íntimo que no tiene explicación lo que se ha hecho con ella porque "son muchos los compañeros que han amagado con irse del programa y otros, incluso, que han permanecido días o semanas sin acudir a su puesto de trabajo", recoge el diario ABC.

Sin embargo, a la presentadora lo que más le ha dolido ha sido que se le haya arrebatado la posibilidad de despedirse de la audiencia y que ninguno de sus compañeros de trabajo la haya llamado para preguntar cómo está.