“Me parece bien que, siendo un gran beneficiado de la educación y de la sanidad pública, yo también aporte con lo mío. Siempre digo que la gente no sufra por mí, porque voy a quedarme con 1.200.000 euros. O sea que no tengo ningún problema”. Estas han sido las declaraciones de Rafa Castaño, que se convirtió este jueves, 16 de marzo, en el ganador del bote más alto de toda la historia de Pasapalabra.

El andaluz se ha embolsado un premio que asciende a 2.272.000 euros, la mayor cifra jamás otorgada en el formato de Antena 3.

Rafa y Orestes eran los concursantes que se encontraban en Pasapalabra en Telecinco cuando la sentencia del Tribunal Supremo ordenó su cancelación. Fue el 1 de octubre de 2019 y, de la noche a la mañana, los dos jóvenes veían cómo el programa en el que tanto tiempo llevaban participando era retirado fulminantemente de la parrilla.

Cosas del destino, tres años, 5 meses y 15 días después, el primero de ellos se alzaría con la titánica victoria ante la inoperante mirada del segundo.

El desarrollo del programa de este jueves, en el que a Rafa le acompañaba el equipo formado por Bárbara Rey y Diego Cantero, de Funambulista, fue impecable. Ganó en la Silla azul a Elena, la concursante gallega que le pidió a Roberto Leal un dibujo rápido para su hijo, resolvió antes de que se acabase la cuenta atrás las pruebas de la Sopa de letras y ¿Dónde están?, acertó a la primera la Pista musical, adivinando los compases de Like a Rolling Stone, de Bob Dylan, y se ventiló el Rosco en escasos 37 minutos de programa.

Él hace tiempo que no pisa la librería, ha estado "muy apartado" durante el último año que ha dedicado a estudiar. Ahora, considera que su vida "no se puede plantear para estar detrás del mostrador de la librería, porque soy conocido y sería bastante incómodo". Su intención, cuando reciba el dinero en unos meses, es "estar tranquilo y luego invertirlo de manera inteligente". Sabe que no lo quiere tener en el banco y llegará el momento de "pararme y de tomar las decisiones con perspectiva y con cabeza". Tampoco lo invertirá en marcar su piel con la palabra de la suerte: "No me voy a tatuar la palabra con la que gané Pasapalabra porque es muy fea. Podría haber sido una palabra más bonita".

Rafa Castaño, ganador de Pasapalabra, sobre Hacienda: “Siendo un gran beneficiado de la educación y sanidad pública, me parece bien que aporte con lo mío” LP/DLP

"De repente, tengo la oportunidad de plantearme otra carrera, de empezar de nuevo. Eso también me lo permite el bote, trabajar en algo que me guste, que esté bien pagado, que me dé tiempo, que me permita teletrabajar...", medita el campeón. Todavía no tiene demasiado claro qué va a hacer con el dinero, pero se muestra consciente de que muchos de sus compañeros que "tienen problemas para encontrar piso, que están con trabajos precarios y pertenezco a una generación que lo ha tenido bastante complicado". "Me siento un privilegiado absoluto", recalca. 

Eso sí, aclara que "si con el tiempo subo a Burgos, llamaré a Orestes y le invitaré a una cervecilla". Tampoco mucho más, porque recuerda que "él también se ha llevado un bote majo, de 220.000 euros de acumulado". Al día siguiente de llevarse el Bote, Rafa se levantó y lo primero que hizo fue estudiar, de forma automática. "Me tuve que decir a mí mismo: 'No, que ya no hace falta, tío'".

"El último año de mi vida, en mis ratos libres, era lo que hacía. Esa tarde, me vi dos capítulos de una serie y volví a la tranquilidad, a dedicar tiempo a mí mismo. Le pasa a cualquiera que se plantea un reto y lo consigue. Hay satisfacción, pero no sabes qué va a venir después", señala. El dinero le permitirá ahora "sentarme y dejar que la vida me vaya trayendo cosas", pero lo que más desea es "disfrutar" de los libros, de las películas y poder "volver a esa vida de estudiante que tanto echaba de menos".