Eso apesta a Pedro Arriola. Eso es el vídeo que ha emitido el PP, puro chiste. Es aquel en el que Carlos Floriano dice que «nos ha faltado darle un poco de piel a cada cifra», mientras chasca los dedos para dar enjundia a la frase. Ese vídeo arriolano, es decir, el del santón popular que propugna la máxima de no hacer nada hasta ver si el problema se soluciona por sí mismo, y cuyo profeta es Mariano Rajoy, es una herejía. Amenazan con hacer más cosas.

Se reúnen unos colegas, se sientan en cómodos sofás, se ponen hasta el culo de agua, con lo que al mandamás le gusta el trinque -viva el vino, decía-, y pasan una tarde de puta madre chupándose los culos diciéndose que el Gobierno no ha sabido explicar lo mucho, y bien, que lo ha hecho. Como es lógico, el vídeo tiene dos caras.

Una, la política, con mensaje de satisfacción amortiguado no por un reconocimiento de errores -recortes en sanidad, educación, en dependencia, despido casi gratis, país empobrecido, trabajadores que no llegan a fin de mes- sino de fallo comunicativo. Dos, la formal, el vídeo en sí. Y aquí es donde uno se descacharra. ¿Hay algo más artificial que Mariloli Cospedal hablando de la prima de riesgo o Javier Arenas del nivel de exigencia política cuando una familia lo pasa mal, en un arrebato de pensionista interpretando a los Álvarez Quintero?

El tiro se ha vuelto contra el PP. El vídeo es ridículo, viral por parodiable -desde UPyD a Wyoming rulan versiones que superan al original-, enfático, increíble. Lo peor de todo es que aseguran que aún les queda mucho por hacer. No, por favor, quédense quietos.