Probablemente no me creerán. Existe un programa sobre libros en una de nuestras televisiones generalistas que no es 'Página 2'. Sí. Existe un programa sobre divulgación literaria en una cadena del grupo Atresmedia, donde sus trabajadores y colaboradores se implican con empeño recomendando cuáles son sus lecturas preferidas. Lo emite La Sexta a las diez de la mañana de los sábados, no vaya a ser cosa de que pierdan alguna décima de audiencia, y allá que me fui a buscarlo para compartir con ustedes la experiencia.

¿Qué quieren que les diga? Que aquel programa de Mercedes Milá en su librería barcelonesa que vimos en uno de los canales de cola de la TDT era mucho más divertido. A pesar de que en la última de las entregas emitidas contaron con el mismísimo Eduardo Mendoza para que promocionase su última novela, por su banalidad (la del programa, no la de Mendoza) aquello no se sostuvo ni cinco minutos. Lejos de abundar en cualquier autor, género o temática, el programa parece querer evitar a toda costa la tarea que le ha sido encomendada. Como si el concepto televisión cultural fuese un oxímoron, sus hacedores tratan a sus presuntos espectadores como si no fuesen capaces de traspasar los códigos del reality de turno.

La aparición de una becaria de alrededor de setenta años a las puertas del Congreso de los Diputados sometiendo a sus señorías al escarnio de confesar ante las cámaras qué libro tenían entre manos me hizo sentir vergüenza ajena. Las caras de los políticos eran un poema. Tanto es así, que a mi parecer los más sensatos fueron los que, como Ciprià Císcar Casabán, veterano que debe llevar más de media vida en la casa, arguyó falta de tiempo para atender a la mujer, y cruzó la carrera de San Jerónimo mirando a otra parte. ¡Crea lectura!