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Torrente entre los ‘Reyes de la noche’

Compañeros de García y De la Morena tachan de fraude, broma, burla o pantomima la propuesta televisiva que sugiere estar basada en el duelo radiofónico entre ambos

Miki Esparbé y Javier Gutiérrez, en sus papeles como trasuntos de José Ramón de la Morena y José María García. La Provincia

Profesionales de la época radiofónica de José María García y José Ramón de la Morena -como Alfredo Relaño, José Joaquín Brotons y Pipi Estrada que los conociefron y trabajaron con ellos- critican duramente la nueva serie de Movistar+, ‘Reyes de la noche’, por su falta de rigor y el aire cutre, macarra y denigrante que imprime a la radio deportiva de los 90 que a tanto millones de españoles capturó.

Si los inventores, creadores, impulsores y programadores de la idea no hubiesen fomentado, tolerado, permitido e, incluso, apoyado la idea de que Reyes de la noche (Movistar+) es la vida, el duelo, el pulso radiofónico vivido entre dos monstruos de la madrugada radiofónica deportiva, José María García y José Ramón de la Morena, ninguno de ellos habría accedido a hablar de la serie, de los dos primeros capítulos que se han emitido. Es más, muchos de los consultados, como Roberto Gómez, auténtico espadachín de García durante años, u Odón Martí, reportero con De la Morena durante muchísimas temporadas, declinaron pronunciarse: «Con lo que me han contado mejor no verla, la verdad». Otros sí han querido explicar lo que para ellos es un «fraude», una «broma», una «burla», una «pantomima», un «ridículo» y, sobre todo, un descrédito de la profesión periodística, especialmente de los informadores deportivos e, incluso, del propio deporte.

En ese sentido, todos los consultados reconocen que ni siquiera el cartel que aparece, blanco sobre negro, en el inicio de cada capítulo, eso de «esta serie, aunque se inspira en algunos acontecimientos recientes de la historia de la radio en España, es una obra de ficción y, como tal, sus personajes y tramas no responden a la realidad...», salva a sus autores de las críticas ni, sobre todo, evita que los telespectadores (dada, insisto, la publicidad utilizada en el lanzamiento de la serie) consideren que García y De la Morena, sus equipos, su manera de entender el oficio y trabajar fuese como refleja la serie. «Yo solo puedo decir que la serie, todo, el ambiente, el discurso, el guion, lo que dicen, cómo lo dicen, cómo actúan, me parece tan alejado de la realidad que, en efecto, no solo es pura ficción sino que va más allá de la ficción: todo está inventado, empezando por que De la Morena jamás sustituyó a García ni, por supuesto, le traicionó», comenta Alfredo Relaño, exdirector del diario As, responsable deportivo de la SER en aquellos momentos e inventor de De la Morena. «La serie, o lo que he visto hasta ahora , me parece de un aire carcelario, macarra, que denigra nuestra profesión, hace mucho daño a los auténticos protagonistas de aquella brillante época radiofónica y también ridiculiza el fútbol, a los futbolistas, que parecen analfabetos, construyéndose un casoplón ilegal y con un mayordomo negro, ¡por favor! De verdad, me parece una versión torrentiana, de Torrente, sí, innecesaria, cutre, triste», sigue comentando Relaño.

Caricaturización

Para Relaño, además, la serie, sí, pura ficción, arranca no solo con un equívoco, sino con una mentira: «No fue una traición. A García lo despidieron y De la Morena, en aquel momento, era casi, casi, un becario, bueno, tenía un programa por la tarde, pero ¡ni hablar de traición! Tampoco se va a la COPE, se va a su casa y, luego, vuelve, pero a Antena-3 Radio. Es más, recuerdo que De la Morena lo último que hizo el día que se fue García fue hacerse una foto con él. Puede ser ficción, pero provocar equívocos no es bueno, insisto, cuando la gente se sienta delante de la tele intuyendo que es la vida de García y De la Morena”.

La serie no evita que los telespectadores consideren que García y De la Morena eran como refleja la ficción

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Para Relaño la serie es «de mal gusto». «Veamos -agrega-, estoy convencido de que hará reír a la gente, no lo dudo, pero a base, insisto, de una desafortunada versión torrentiana de aquella época. Todo está caricaturizado, pero muy alejado de la realidad. Desde luego, me temo que el periodismo deportivo no queda muy bien. Me temo que si este es el arranque, lo peor debe estar por llegar». «Uno está acostumbrado a ver series de todo tipo y todas son de altísima calidad o eso me parece», comenta José Joaquín Brotons, otro de los monstruos de aquella magnífica época radiofónica y, precisamente, el hombre que, en principio, sustituyó a García en la SER. «Lo primero que quiero decir es que los creadores de la ficción han perdido una oportunidad única para reflejar aquella época que mantuvo a millones de aficionados pegados a los transistores cada madrugada. Y, en lugar de hacer un producto serio, documentado (por cierto, me temo que no han hablado con ninguno de nosotros), han hecho una serie fácil, chabacana, ni comedia ni ficción, totalmente alejada de la realidad y de la verdad, que deja la imagen de la radio y el periodismo deportivo por los suelos».

Brotons señala que aquello «no fue un enfrentamiento de personajes, sino de cadenas y, desde luego, me niego a compartir el buenismo que refleja el personaje de De la Morena y la chulería, el macarrismo y el despotismo con el que identifican a García. Yo estuve seis años con García y jamás le oí hablar así, tratar así a la gente y, por supuesto, es falso que chulease a la Iglesia. García no salía a la redacción a poner a parir a sus redactores, reporteros o colaboradores. Que le tuviesen respeto y, a veces, miedo, no significa que fuese por ahí diciendo ‘tócame la polla, mira qué dura la tengo’ después de haber dado una noticia, ¡por favor! García jamás habló en esos términos y, en ese sentido, me parece muy dañino todo».

«Los creadores de la ficción han perdido una oportunidad única para reflejar aquella época»

José J. Brotons - Periodista

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Brotons cree que todo en la serie «está tergiversado, no ficcionado». De lo que no hay duda, comenta Brotons, es de que el poder de García era inmenso, enorme. «A García le llamaban hasta los ministros. García supervisaba los contratos de Ladislao Kubala como seleccionador o los de Poli Díaz como boxeador. La segunda planta de Gran Vía, 32 era un centro de poder tremendo pero, desde luego, jamás con ese tono chusquero que describe la serie, ¡ni hablar!». Brotons cuenta que el día que la SER despide a García se va a jugar un España-Polonia. «Yo estaba con varios futbolistas en el estudio para comentar el partido y cuando se enteran de que acaban de despedir a García, se levantan y me dicen que se van: ‘Nosotros estamos aquí por García y si él no está, nosotros no pintamos nada’». Brotons reconoce que «García era García, sí, claro, pero García ayudó a muchísima gente y jamás lo recordaré como un déspota, un chulo y un macarra, nunca». «No quiero opinar mucho de la serie pero, desde luego, lo poco que he visto me parece una burla a nuestra profesión y trabajo.

«Me parece de Pajares y Esteso, no sé, es ficción, ¡claro que es ficción!, porque cualquier parecido con la realidad es pura ficción, en efecto», comenta Pipi Estrada, uno de los reporteros de García de aquella época y caricaturizado en la serie como un vividor. «Yo creo que es una serie que hay que ver con sentido del humor, casi como si fuese de dibujos animados y no como algo que fue así, real».

«La serie me parece de un aire carcelario y macarra que denigra nuestra profesión»

Alfredo Relaño - Periodista

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Respecto al reportero que se supone es él, Estrada considera que «ese engominado no soy yo, entre otras cosas porque yo no soy así de chulo, la verdad. Yo era, soy, un obrero de la información que se hizo reportero bajo la cultura periodiírtica de García, de lo que me siento muy orgulloso porque con él trabajábamos de sol a sol, con rigor y enorme tensión, bajo la premisa de equivocarnos el menor número de veces posible. Es decir, pocas». Y, desde luego, Estrada insiste en la tesis de que García no era como refleja el arranque de Reyes de la noche. «García no representaba la soberbia, ni la prepotencia y sí el orgullo del luchador, del ganador y del que disfruta, como el que más, de un triunfo periodístico, ¡claro que sí!, y tuvo muchos, muchos, a lo largo de su carrera. Y siempre decía: ‘Hoy hemos ganado, mañana no lo sé’». A Pipi le habría encantado que los creadores de la serie hubiesen hablado con todos los reporteros que vivieron aquella época «pues entonces sí hubiesen podido hacer una serie de verdad, auténtica, de una época dorada de la radio y del periodismo deportivo que aquí no sale muy bien parado, no»

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