En la entrevista se muestra como una mujer espontánea, caótica, impulsiva, divertida... Auténtica. Porque así es Candela Peña (Gavà, Barcelona, 1973), una actriz que no deja indiferente con sus interpretaciones. La última, la de esa madre castrante e histriónica a partes iguales de la serie 'Maricón perdido', que acaba de estrenar TNT, es una de ellas. Su generosidad, sin embargo, le lleva a afirmar que sin Gabriel Sánchez, el jovencísimo actor que hace de su hijo, nada hubiera sido posible.

-¿Cuándo la eligieron para hacer de madre de Roberto le sorprendió? ¿Y le dijeron qué buscaban?

-Yo no soy nunca la primera opción para nadie, pero para Bob, sí. Me llegó por Chen, que lo conocía de La Resistencia, y no entendía nada. Además, yo salía de un proceso creativo y no quería meterme en mucho 'fregao'. Hasta que leo el texto de Bob Pop y me alucina. Entró el deseo, el miedo, la verdad, la mentira, la ficción... Yo no he conocido a su madre y de 'prudenta' que soy tampoco le pregunto qué buscaba. Pero quería hacer una mala madre, la que le ha puesto en la silla de ruedas, la que le ha esclerotizado, la que no confía en él. Una mala madre que le hace una herida que nunca se va a cerrrar. Bob dice que a las heridas les puedes poner purpurina, pero el dolor no ayuda. Y no te hace mejor persona. Yo creo que estos progenitores a Roberto lo han trinchado y son su herencia en cuanto a dolor y herida. Y al meterme en esa madre, me imagino que del propio miedo que me daba a mí, del prejuicio, de querer distanciarme, salió esa voz, ese pelo... El equipo me ayudó a encuadrar eso, me permitió hacer una fantasía de personaje que al mostrárselo a Bob lo tuviéramos convencido. Y ahí me demostró que, además de un gran periodista y escritor, es un gran director y artista, que deja libres a otros artistas.

-¿Le permitieron participar en la construcción del personaje?

-He construido lo externo: le he dado esa voz, esa manera de hablar, ese físico... Pero el texto es intocable. 

-Y, pese a su histrionismo, es un personaje muy creíble, porque hay muchas madres así.

-Ahora veo que hace gracia, pero es una madre terrorífica. Esa mujer se cree lo que es. A esa señora el mundo le pertenece; entiende que lo mejor que hay en el universo es ella misma y que, por supuesto, lo mejor que le pasa a su hijo es tenerla a ella como madre. Es un personaje difícil de construir, pero si vas con la verdad absoluta, entras dentro del viaje. Y es que la serie es verdad, pero a la vez es ficción, es sueño... Me ha ayudado mucho la narrativa en la que está encuadrada. 

-Cómo fuerza la voz. Se tomaría luego mucha miel con limón.

-No, yo he tenido profesores de voz. Flipamos mucho con los actores norteamericanos, pero tienen un 'coach' para cuerpo, otro para voz y otro para interpretación. Aquí no, aquí es: tírate a la piscina. Aunque yo me apoyaba mucho en Bob. Y le pedía a nuestro jefe de sonido que me ayudara si se me iba la voz. Yo he hecho lo que he podido y lo único que puedo decir es gracias, gracias y gracias, porque Bob igual me lo hubiera permitido, pero a lo mejor la producción le hubiera dicho: oye, que esto se sale de madre. Pero no, me han acompañado en mi viaje. Lo que me diferencia a mí de otra intérprete es la madre que escojo. Imagino que TNT hubiera hecho una madre, El Terrat, otra y yo he hecho esta.

"Como madre y actriz con experiencia podría haber manipulado a Gabi (el niño que hace de Bob Pop), pero no he querido hacerlo"

-Dice que trabajar con Gabriel Sánchez ha sido una delicia.

-Era importantísimo conectar con él. Y le dije: «Gabi, entre motor, acción y corten, yo te voy a trinchar». Esto es un juego (tenía 14 años), pero un juego oscuro muchas veces. Como madre y actriz con experiencia podría haberlo manipulado, pero nunca he querido hacerlo.

-¿Y él se lo ha puesto fácil?

-Sin él no hubiera sido posible. Y aparte, Gabi, sin haber hecho nada antes como actor, me miraba como: ¿pero lo vas a hacer así? Y pensaba: pero ¿será desubicado este que sin tener ni idea va a tener el santo cojón de decirme si lo voy a hacer así? En todo ese periplo le dije que estrenaba película, 'La boda de Rosa', y tras verla, me dijo: «Eres tan tú...». Y le pegué una bronca: «No te enteras de nada, no sabes lo que es un actor. Ya verás lo que haremos ahora». Lo mejor que me ha pasado ha sido trabajar con Gabi. 

-¿Por su frescura, su inocencia?

No, porque Carlos (González), que tiene 24 años, tampoco ha hecho mucho, y es inocente. Pero tiene otro carácter. Es como cuando cruzas dos perros de razas muy buenas y te sale un chucho terrorífico. Y a Gabi y a mí nos ha salido un perro 'divi'. Nos entendemos muy bien. 

"Si todo lo hiciéramos por plantillas que funcionan, solo haríamos ‘Casas de papel’ y ‘Élites’"

-Esta serie plantea muchas cosas. No solo cuenta la historia de Bob. Habla de 'bullying', de identidad... ¿Es una serie necesaria?

-Más que necesaria. Necesitamos series con autoría, con voces diferentes, porque si todo tiene que ser por algoritmos o por plantillas de series que funcionan, se harían solo Casas de papeles y Élites. Y esto no funciona así. Es necesario que haya series como esta en las que en realidad lo que se está pidiendo es: déjennos ser como queremos ser, respeten las identidades de todos. Y las identidades dentro de las ficciones.

-Habrá nueva temporada. ¿Le gustaría volver a participar?

-Estaría absolutamente encantada, pero si se respeta la autoría. Si a mí me dicen que en la segunda temporada Bob con su silla vuela al pasado y habla con su madre, me cabe. Que sea una serie en la que dejen al director y al creador que haga lo que quiera. Que no venga una productora y diga que se haga esto porque quieren fidelizar. Que ese señor haga lo que quiera. Y si yo estoy dentro de lo que Bob quiere, será fantasía. Si en su historia no cabe la madre, estaré igual de contenta con que él haya podido hacer una segunda parte.