Cuando Ginés García Millán (Murcia, 1964) frunce el ceño, con la mirada intensa y cara de pocos amigos, además de seducir a más de una fémina, compone en un segundo al malvado al que dará vida. Que a lo largo de su carrera han sido muchos. Pero tras esa expresión hay un gran trabajo previo por comprender por qué los malos lo son. Y es que el dice tener un máster en la materia. Acaba de estrenar la tercera y última temporada de la serie mexicana de Netflix de éxito mundial '¿Quién mató a Sara?', en la que da vida a uno de ellos: César Lazcano, que acabará mostrando su vulnerabilidad. El personaje le ha valido que le monten ahora un club de fans. Fans del malote interesante por autonomasia.Y de la persona que hay detrás, que no tiene nada que ver.

¿Se esperaban este éxito? ¡La serie se ha visto en 55 millones de hogares del mundo!

Que se dice pronto (ríe). Cuando empezamos nos parecía un buen producto. Estábamos haciendo una historia que fuera muy convincente, bien rodada, pero lo que pasó después nadie se lo esperaba. Nos pilló por sorpresa. Ha llegado a muchos lugares del mundo, hemos entretenido, hemos divertido, que de eso se trata. Para eso estamos.

Viene Álex con ganas de vengarse de César Lazcano y su familia. ¿Cómo veremos a César?

Más vulnerable. Va a pagar por todas sus maldades. Es un hombre solitario, porque él ha hecho todo lo posible porque así sea. Pero es muy interesante la evolución del personaje. En esta temporada hay más emoción, lo vemos más frágil. Vamos a ver algo que no habíamos visto en este personaje. Aunque lo podríamos haber intuido. Es que no era un malo de una pieza. Hay algo escondido en el fondo, que es lo que hace a los malvados interesantes.  

Deberá proteger a los suyos más que nunca.

Es que siempre puede haber alguien que sea peor que tú (ríe).

Esta serie le ha supuesto tener club de fans entrado en la cincuentena. 

Y mira si llevo años haciendo televisión. Pero me siento muy afortunado, porque la televisión me ha convertido en un personaje popular y la gente te reconoce. Aunque, claro, cuando haces una serie con Nettlix y se ve en casi 90 países, y ha tenido tantas visualizaciones, eso se multiplica. Pero hay que vivirlo de una manera divertida y dándole la importancia que tiene. Y disfrutando, porque que la gente se interese por tu trabajo está muy bien. Además, creo que es algo muy bonito, que sea en tu lengua y se vea en tantos sitios. Aunque ha sido dolada. Creo que ha sido la primera serie latinoamericana que ha sido doblada a ocho idiomas. Es un regalo.

¿Y en cuál de esos idiomas le ha chocado más verse?

Lo que pasa es que hay unos actores de doblaje maravillosos. Pero quizá con idiomas que están más alejados de ti, como pueden ser el hindi, el turco o el alemán. Según el idioma el personaje tiene matices diferentes. Eso es muy chulo.

Dice que hay malos de todos los tipos. ¿Usted los ha hecho todos?

(Ríe) Espero que queden muchos más. Esto lo hablaba con Jean Reno, con el que me divertía mucho, aunque con él no hemos tenido muchas escenas juntos. Ojalá hubiéramos tenido más. Yo haría una temporada más solo por encontrarme con Jean. Como todos los grandes de verdad, es un tipo muy sencillo y humilde. Y hemos hablado de estos personajes tan malvados que nos divierten mucho, porque el secreto está en divertirse. Y, claro, si eres el malo, ser el más malo. Como actor tengo unos cuantos másteres en maldad. Pero siempre tienen algo. Si el público se acerca a ellos, es porque tienen algo. No me digas cómo lo hago, porque no lo sé, pero siempre hay que buscar algo dentro de ti.

Y cómo les gustan a los actores.

Sí, porque son personajes que quizá no son políticamente correctos. Y seguramente a veces piensas: haría esto, pero no me atrevo. Es una liberación. También para eso está la ficción. Siempre que sea con distancia y con sentido del humor. Un personaje malvado con una buena historia te da escarbar ahí en el conocimiento del ser humano, lo que somos, lo bárbaros que podemos ser, lo crueles. También hay cosas buenísimas que podemos ser, pero la maldad es propia del ser humano y de la vida. Y lo estamos viendo cada día, con las noticias.

La serie '¿Quién mató a Sara?'.

No es la primera vez que ha trabajado en México.

No. La primera vez fue hace 30 y pico años, con una serie de esas de TVE que se rodaban durante mucho tiempo y en cine . Y estuvimos casi dos años volando de México a Chile. Fue toda una experiencia. Yo tenía 24 o 25 años y pensaba: esta es la profesión más maravillosa del mundo. Y luego, la vida me ha llevado a ese país al que adoro –con todas sus contradicciones y todo lo que sabemos–, que me ha tratado muy bien, he podido trabajar en mi lengua y he conocido a interpretes maravillosos. Me siento agradecido, por lo que iré siempre que pueda.

El confinamiento le pilló allí grabando…

Sí, pero lo que sucede conviene. Estábamos grabando la primera temporada y tuvimos que regresar. Y en ese tiempo pudimos reflexionar sobre la serie y cuando estábamos a punto de volver ya habían planificado la segunda, porque en los test la serie gustaba mucho. Fue bueno porque se armó un producto muy interesante. Con lo que, aparte de lo duro que fue, se hizo  un equipo muy unido, muy interesante. Y la vida a todos nos ha regalado esta serie que está en el top 10 de países tan dispares como Israel y Brasil. 

inés García Millán, en la serie '¿Quién mató a Sara?'.

No se lleva los personajes a casa, pero rodando la película 'El comensal' confesó que más que nunca necesitaba desconectar.

A mí me encantó la novela. Hay mucha necesidad de contar el dolor que atraviesa una familia que tiene la muerte presente, y el silencio, porque es una barrera no saber lo que pasó. Esa necesidad de conocimiento, de querer saber y vivir con eso toda la vida me parece muy duro. En su aparente sencillez, la novela tiene una profundidad muy interesante, muy compleja. Son de estos personajes que te hacen crecer. 

Ahora le espera 'La novia gitana', otra historia potente.

Mucho. Crucemos los dedos, pero creo que habrá nueva temporada. Y el personaje del comisario se desarrollará más.

Además, está rodando con Jaime Chávarri.

Sí, en Galicia. Con Chávarri rodé hace años 'El año del diluvio'. Me llamó y me dijo: "¿Te mando el guion?". Y yo le dije: "Si quieres mandármelo, mándamelo. Pero yo quiero estar contigo". Que Jaime vuelva a rodar es una noticia maravillosa. Le quiero mucho. Es uno de los grandes directores de este país y me hace mucha ilusión estar ahí. En este caso es una novela bastante ácida de Fernando Aramburu. Ha limado esa aspereza y con su poso amargo, ha hecho una comedia muy divertida. 

Si se rodaba en Galicia, pensaba que sería un 'thriller' o algo sobre narcotráfico. 

Venimos a aligerar un poco (ríe).

¿Se siente cómodo en la comedia?

La comedia es maravillosa. Y quien me conoce sabe que soy bastante payaso. A mí gusta hacerlo de la mejor manera y con sentido del humor, aunque esté haciendo una gran tragedia.