La selección española ganó por 81-65 el segundo partido de preparación para los Juegos Olímpicos de Londres, ante una selección francesa que apenas opuso resistencia y que demostró estar muy lejos del equipo que se enfrentó a España en la final del pasado campeonato de Europa en Kaunas, Lituania.

La falta de tensión, en la grada y en el parqué, marcaron un partido soso, casi un ensayo descafeinado. Y eso que Sergio Llull comenzó en modo arrollador, cumpliendo a la perfección el rol de escolta titular, a la espera de que el capitán Juan Carlos Navarro pueda incorporarse al equipo.

Rudy, por el contrario, salió de titular, debutando en el equipo y demostrando desde el primer segundo que se suma a la causa, que la lesión de espalda ya está en el olvido y que sigue siendo el mismo. Los diez primeros minutos fueron, pues, casi una pachanga con un claro dominador, el equipo español que se apuntó el parcial con un claro 25-11. Tony Parker se probó de inicio, pero buscó la asistencia y poco más. No volvió a salir.

En el segundo cuarto, que se enredó con alguna pequeña guerra de guerrillas con Pietrus de protagonista, Scariolo mostró un pequeño 'flash' con una defensa en zona 2-3 que no dio los mismos resultados que la 1-3-1 del primer cuarto, que desconcertó a los franceses.

La selección se relajó, los franceses aumentaron un poco su ritmo, lo que no era tan difícil, y el segundo parcial fue 13-18 para los galos. Al descanso, 38-29 y la sensación de que todavía queda trabajo por hacer, sobre todo por parte francesa.

Una enganchada entre Marc Gasol y Boris Diaw tampoco sirvió para poner ese puntito indispensable para que de la competición surja el espectáculo. La selección se dedicó a probar cosas, con buenos ataques contra zona, buenas defensas por momentos, mientras que el equipo francés siguió sin superar el muro que parece tener delante cuando el equipo español se enfrenta a ellos.

España volvió a las diferencias por encima de la decena de puntos, gracias a los buenos tiros exteriores y al dominio en el juego interior y el rebote, alcanzando los 21 de ventaja en el minuto 26, 58-37. Al término del tercer cuarto, 62-46, con Nando de Colo como el francés más acertado en este cuarto.

Cuando todo parecía perdido, apareció Ibaka para poner un tapón galáctico que Sergio Rodríguez convirtió en una mágica asistencia, tras una cabalgada de costa a costa que remachó Fernando San Emeterio. Fue una exquisitez de apenas unos instantes, pero suficiente para valorar el baloncesto que lleva dentro el equipo español.

Aunque el partido nada tuvo que ver con la final del pasado campeonato de Europa, el resultado fue el mismo, ganó España, que se convirtió en un muro infranqueable para los franceses.