La selección española masculina de balonmano logró una valiosa victoria (22-33) ante Hungría que confirma matemáticamente su pase a cuartos de final en los Juegos Olímpicos de Londres, a falta del último encuentro que disputará en el grupo B, contra Croacia.

En el cuarto partido de la ronda de clasificación, los de Valero Rivera comenzaron tomando posesión de la pista, a pesar de un inicio agresivo de una Hungría, que se jugaba su paso a cuartos, ya que tan sólo había ganado un único partido, contra los teóricos débiles del grupo, Corea. Sin embargo, un ágil contragolpe permitió a sus rivales ponerse por delante en el marcador, gracias a un gol de Julen Aguinagalde, quien se convirtió en el gran peso anotador de España.

Los magiares reaccionaron, no obstante, supieron reaccionar y también al contragolpe fueron capaces de mantener la pista de sus rivales en el marcador. Los minutos iniciales arrancaron con los dos contendientes fuertes y una actuación especialmente activa del pivote español, que repitió anotación en los primeros cinco minutos del encuentro, al igual que el otro gran referente de los húngaros, el ex barcelonista Laszlo Nagy.

En el ecuador de la primera parte, la igualdad se mantenía (9-9), aunque era España la que marcaba el ritmo del encuentro. El principal problema estaba en su capacidad de anotar una vez arriba, ya que cada vez que no encontraba a Aguinagalde en el contragolpe, sufría para resolver en ataque. Además, los errores que amenazaban en defensa se hicieron realidad y Hungría logró por primera y única vez en la primera parte ponerse por delante gracias a un gol de Nagy.

La constancia de Aguinagalde fue la responsable de dar a los suyos una ventaja que amplió Albert Rocas en un gran disparo en el que se vio sólo ante Mikler (14-12) y que aumentó nuevamente el pivote español, que se confirmaba con uno de los hombres del encuentro al sumar la mitad de los 15 goles que sumaba su equipo. Una última jugada antes del pitido arbitral permitió al combinado irse al descanso con tres tantos por delante (16-13).

Un penalti transformado por Albert Rocas permitió sin embargo a los de Rivera ampliar su ventaja, tras un intercambio de goles propiciado por las dudas en ambas zagas (18-14). Con más de la mitad del tiempo agotado, el planteamiento cambió por parte de los dos equipos, con el español empeñado en maximizar su baza, el contragolpe.

La intensidad se mantuvo hasta el minuto 13, cuando España consiguió su mayor renta (24-18), aunque al precio de una seria caída del autor del tanto, Daniel Sarmiento, que tuvo que abandonar la pista acompañado de los servicios médicos. El ecuador de la segunda mitad, sin embargo, se cumplió con un gol de Nagy, que rivalizaba en número, siete, con otro de los grandes hombres del conjunto español, Jorge Maqueda.

La cadena de anotaciones continuó por los dos bandos, primero Ugalde y después Mocsai, pero poco podían hacer ya los húngaros para salvar el partido ante la superioridad mostrada española en el segundo tiempo. Aunque redujeron la ventaja, la victoria estaba decantada del lado de los españoles, que llegaron incluso a aumentar la diferencia de goles hasta los once, para rubricar un brillante 33-22.