Nicolás García Hemme, 24 años de edad, subcampeón olímpico de taekwondo, revivió anoche su epopeya de Londres 2012. Una multitud recibió al medallista que iluminó su rostro con una amplia sonrisa nada más aparecer por las puertas correderas de la terminal del aeropuerto de Gran Canaria. Medalla de plata al cuello como manda la ocasión y acompañado por muchos familiares y amigos, el nuevo ídolo local del taekwondo repartió besos y recibió cariño de propios y extraños.

"Gracias a todos, esto es para ustedes", enfatizó el triunfador olímpico con enorme gesto de admiración ante el gentío que se había congregado en la sala de llegadas del aeródromo grancanario. Levantó su medalla al aire, apuntó a sus incondicionales y le llovieron los flashes de sus parroquianos a quienes no se cansó de agradecer la deferencia. "Es una pasada, me había olido algo por las redes sociales, pero esto es una pasada", insistió con gesto conforme el triunfador de la noche, mientras su hermano, Eric, lo abrazaba y apenas podía contener las lágrimas.

Recompensa

"Gracias por hacernos vibrar", rezaba una pancarta de un hombre que esperaba para dar un achuchón a Nicolás García, visiblemente emocionado. "Todos los esfuerzos tienen su recompensa", decía en otro trozo de tela con letras multicolores, mientras un señor se afanaba en percutir con un bombo y entonar canciones populares de alabanza hacia el amigo.

Nico, como familiarmente le conocen, ha cambiado de estatus en apenas unos días. Desde el viernes pasado ya no es el anónimo deportista que compartía sus horas en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid con la facultad de Arquitectura, ahora ha pasado a la historia del deporte canario y español, al formar parte junto a Joel González oro en la categoría -58 kilos, y Brigitte Yagüe, plata en -49 kilos, del hat trick medallista del taekwondo nacional.

Aquel 10 de agosto, desde la mañana hasta la noche, quedará grabado en la retina de cientos de miles de personas que alentaron cada patada del grancanario para conducirlo hacia la plata final. Algunos de sus más acérrimos seguidores estaban anoche allí, en la terminal de Gando, haciendo cola por un abrazo o una foto que retratara un momento inolvidable con su metal plateado. No faltaron sus colegas del gimnasio Doksuri, del barrio de Guanarteme. Tampoco su primer maestro, Juan Manuel Álamo, que andaba emocionado de un lado para otro de la sala. El Doksuri, en la calle Costa Rica, fue el lugar donde se comenzó a macerar esta plata que en muchos momentos dio la impresión que pudo ser oro.

En aquella jornada interminable, Nico se deshizo del iraní Yousef Karami en la primera ronda. Ganó su primera pelea por 8-2 ante el campeón del mundo de 2011. Fue su primera prueba, quizá la más difícil para un primerizo en unos Juegos Olímpicos. Se familiarizó con el tapiz, la competición y el público que abarrotaba el recinto y todo pareció transitar por un camino de laurel.

Ya en cuartos, el isleño batió al competidor local Muhammad por 7-3. Iba lanzado hacia las medallas. Ya en semifinales, 'Nico' García superó al italiano Sarmiento por un ajustado 2-1 en un combate táctico, estrecho, tenso. La pelea le pasó factura en la finalísima ante el argentino Sebastián Crismanich, que portó la bandera de su país en la ceremonia de clausura.

Pequeña lesión

Anoche revivió aquellos momentos dulces. García Hemme fue plata, subcampeón, pero a los decenas de sus seguidores y familiares que aguardaron su llegada en el vuelo procedente de Madrid no les importó la espera, tampoco la calidad del metal. Asomó la cabeza y fue llevado en volandas hasta que una nube de periodistas y reporteros gráficos les arrancaron unas palabras. "Estaba medio groggy por el avión y las horas que son, pero este recibimiento es un pasada", dijo el taekwondista, que enseñó su medalla a Santiago Rojas, un niño que cumplía ayer seis años y que asiste al gimnasio donde comenzó sus primeros pasos en ese camino del puño y la patada que le ha llevado a la gloria.

En Gran Canaria, Nicolás García Hemme descansará junto a sus familiares y amigos, reeditará los episodios de estos últimos días y aprovechará para restañar sus heridas de guerra. Pasará consulta por el doctor Arturo Gómez, que los someterá a unas pruebas, para tratarse una pequeña lesión que se produjo durante su jornada de plata.