En 2016, cansada de la presión y la exigencia del alto nivel, Patricia Cantero (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) decidió parar. Se alejó de la competición después de quedarse fuera de la cita de Río, lugar al que aspiraba a llegar junto a la asturiana Ángela Pumariega, campeona olímpica en Londres 2012. Era la hora de priorizar sus estudios por delante de la vela, del mar. Sin embargo, hoy es una de las principales bazas de medalla de España en estos Juegos Olímpicos.

La llamada de la catalana Silvia Mas para preparar el ciclo olímpico de Tokio en 470 lo cambió todo para ella. Juntas arrancan hoy la competición en la bahía de Enoshima en la clase 470. «No siento nada de presión por las expectativas que se puedan tener en nosotras. Ya llevo ocho años preparándome en esta clase para llegar a unos Juegos Olímpicos y esa primera parte está completa. Llegar aquí con opciones de medalla es un plus, no es más presión. Lo veo como una recompensa del trabajo bien hecho estos años. Eso me alegra y me da motivación para intentar conseguirla», sentencia Cantero desde Japón.

El pasado mes de marzo, la pareja Mas-Cantero se subió a lo más alto del podio en el Campeonato del Mundo de Vilamoura (Portugal). Eso no cambia el paso de un tándem que llegó a Tokio con los pies en el suelo y sin cambiar nada. Como el que va a un examen con todos los temas en su cabeza al dedillo. «Me centro bastante en el día a día, no me he preocupado en lo que viene así que intento no ponerme muy nerviosa. Sigo con mis rutinas y el trabajo está hecho en los de los últimos cinco años», argumenta la regatista del Real Club Náutico de Gran Canaria.

Aquello que pasó en la localidad lusa, epicentro las competiciones de la vela olímpica tras el primer asalto contra la pandemia, no fue fruto de la casualidad. Cantero-Mas son terceras en el ranking mundial. En Enoshima, Patricia Cantero ya se colgó un oro en 2019, en una de las pruebas de la Copa del Mundo. Volar en Japón es algo que se les da bien. «Es un campo que nos gusta mucho, muy polivalente donde puede haber de todo: vientos de tierra, rolones con mar en calma o chopi, vientos de fuera estables u olas largas... Así que como nosotras nos adaptamos a todo, nos gusta navegar aquí», sentencia Cantero, que lleva la vela en los genes.

La suerte

Una herencia como la de su tía Eugenia, que le dejó en su última visita a Gran Canaria un amuleto especial. «Lo único que me he llevado de talismán es una pulsera que me regaló mi tía el día antes de volar. Tuve unos problemas, perdí un vuelo y ella me dijo que eso era una señal, que me tenía que llevar algo y me entregó una pulserita que aquí está conmigo. Espero que me de mucha suerte», apunta desde Enoshima.

Apartados del trajín de la Villa Olímpica, Cantero destaca el buen ambiente del equipo olímpico español, con todas las clases en competición. A partir de hoy, a navegar con el objetivo de estar el 4 de agosto en la Medal Race.

Después, pase lo que pase, Patricia Cantero se irá de voluntariado a Ghana unos meses. «Con o sin medalla», recalca. «Es algo que tenía claro y que quería hacer desde hace tiempo», apunta.

Patricia Cantero es la gran esperanza canaria para que la vela de las Islas vuelva a brillar. Ella junto a Tara Pacheco y Florian Trittel, que también arrancan en la jornada de hoy en Enoshima en la clase Nacra 17. Si Cantero es la cara de la novata en unos Juegos, la de Pacheco es la de la experiencia en su tercera cita olímpica. Ayer, Joel Rodríguez fue decimotercero, noveno y vigesimoquinto -este último resultado descartado-, en las tres mangas del día para acabar en decimoctava posición. Hoy la ‘armada canaria’ vuelve al agua con ganas de hacer cosas grandes.