Menos de cinco horas le duró la alegría al relevo mixto español de 4x400. Y es que después de una carrera soberbia, en la primera de las dos series, el conjunto en el que se encuentra el palmero Samuel García, se colaba entre los ocho mejores. Un hueco en la final labrado con un nuevo récord nacional de la especialidad (3:13:29, casi cinco segundos menos que el anterior registro), pero también por las descalificaciones de Estados Unidos y de la República Dominicana, que cometieron sendas irregularidades en la entrega de sus relevos durante la carrera. De esta forma, España pasó del penúltimo al cuarto puesto. Los tres primeros de cada serie pasaban directamente a la final y la marca española sólo fue superada por cuatro equipos en la segunda serie.

Reglamento en mano, Samuel García y sus otros tres compañeros, Bernat Erta, Laura Bueno y Aauri Bokesa, ya celebraban su presencia en la lucha por las medallas de hoy. Un hito histórico y que los atletas españoles expresaron de diversa manera en redes sociales. Posando sonrientes, también, como en el caso del velocista palmero, haciendo públicos momentos de sus tratamientos de recuperación; e igualmente poniendo de manifiesto su ilusión por haberse ganado la presencia en una cita que solo horas antes era un sueño.

Decisión polémica

Pero el mazazo para el relevo mixto hispano llegó horas después. Al filo de la medianoche en Tokio. Cuando la Real Federación Española de Atletismo conocía de forma oficial que las reclamaciones de Estados Unidos y República Dominicana, habían prosperado y que les permitirá a ambas pelear por las medallas. Ambas exclusiones quedaron revocadas y España sin un hueco entre los ocho primeros.

Por mucho que en las repeticiones se apreciara como uno de las relevistas estadounidenses recogiera el testigo mucho más adelante de lo que le correspondía; y que igualmente se viera a otra de las atletas dominicanas iniciar la posta desde un lugar que no parecía legal. Pese a esta controvertida decisión, y al menos hasta la madrugada nipona, la Federación Española no había emitido ningún comunicado de malestar ni se conocía de su intención de llevar a cabo alguna reclamación oficial.