La medalla que este miércoles se han colgado al cuello Jordi Xammar y Nico Rodríguez fue un extraordinario alegrón para la delegación española. No solo porque mitigase las desilusiones del día antes, cuando pegaron en el poste los intentos en los 49er masculino y femenino; sino porque el barcelonés y el vigués son deportistas singulares, de esos a los que todos quieren y admiran, que han trabajado hasta el infinito y más allá.

Xammar y Rodríguez se complementan a la perfección. Frente a las energías y el desparpajo imparable del primero, la calma y el sentido común en las decisiones del segundo. Un tándem idóneo que había hecho unos Juegos pluscuamperfectos. Hasta que llegó la 'Medal Race', en la que también dieron la cara.

El éxito metálico del dueto español permite a la familia olímpica abrazarse de nuevo a la vela como semillero de medallas; pero también a los quinielistas más optimistas apuntar a los 20 metales como objetivo para los días que quedan. Los deportes colectivos siguen respondiendo: al podio asegurado en fútbol hay opciones reales en balonmano -en función del colosal España-Dinamarca que viene- y también en los dos waterpolos. La exhibición del combinado masculino evoca los mejores tiempos de este deporte.

Además, y como era de prever, la pinta que tiene el equipo de piragüistas es excelsa. En las próximas horas habrá opciones de medalla a racimos, aunque detrás de estos éxitos que se abrochan aparentemente en unos segundos hay toneladas de esfuerzo y calendarios enteros de dedicación.

Entretanto, el atletismo español rinde a gran altura, lo cual es una novedad y una magnífica noticia. Ana Peleitero fue plata, pero es que además han competido a nivel notable Asier Martínez, Adrián Ben, Eusebio Cáceres, Javier Cienfugos... y Mo Katir, a quien la prensa internacional ha etiquetado favorito ante su rendimiento descomunal en semifinales.

La delegación nacional confía en que no haya sorpresas en un deporte tan previsible como el kárate (Damián Quintero y Sandra Sánchez, en casi todas las cábalas oro o plata) y que en cambio sí las haya en especialidades donde puede irrumpir el talento más desconocido e inesperado. Por ejemplo en ciclismo en pista o en los deportes olímpicos de nuevo cuño, donde Danny León promete ir a por el oro (en las series y luego en la final de skate, si se clasifica este jueves) o la escalada, donde ha sido ímprobo y denodado el afán de superación de un deportista que recién cumple la mayoría de edad. Ginés está donde debe -entre los ocho mejores- y ahora busca darse a sí mismo la sorpresa de su vida.