El objetivo era "rejuvenecer" los Juegos y la apuesta le salió bien a la organización. El skateboard es un auténtico espectáculo, un deleite para el espectador (si lo hubiera) y una garantía de audiencias multimillonarias en todo el mundo.

Los jerarcas de estos extraños Juegos habían previsto para el patinaje una extraordinaria estructura al aire libre, que impone nada más llegar. El problema, como casi todos los días, la altísima temperatura (picos de 41º y una media de 35º a lo largo de la mañana). Tanto es así que los voluntarios reparten bolsas de hielo para evitar infortunios -o mejor dicho, golpes de calor que se suceden a lo largo del día- y las sombrillas cubren el trabajo de los periodistas de las televisiones oficiales y el de los jueces, que tienen difícil misión.

Los dos españoles

A la competición de patinaje se han clasificado los 20 mejores especialistas del planeta y solo los ocho más cualificados acceden a la final. Entre los presentes, dos españoles, Danny León y Jaime Mateu, que se han convertido en bandera de este deporte. El primero se maneja como pez en el agua ante los micrófonos; el segundo es un auténtico 'showman'. Así que el primero con sus palabras y el segundo con su lenguaje no verbal, vienen a decir lo mismo: "Apoyen al skate, que ya bastante ayuda hay para fútbol y baloncesto".

Danny no duda en plantarse frente a la prensa y lanzar un muy convincente alegato. Es su gran escaparate y quiere aprovechar para explicar su deporte y hacer un ruego. "A los ayuntamientos, que apoyen al skate". Una extraordinaria válvula de escape para niños de todo el mundo que se convierte en estos Juegos en un espectáculo visual sin parangón. Una delicia para todos, excepto para el cámara al que uno de los participantes arrasó con uno de sus trucos. Fue la anécdota de una mañana inolvidable para quienes asistían a un espectáculo que rompe moldes.