Hay cosas que son difíciles de entender. En los últimos días, una veintena de mujeres se han visto sorprendidas en sus casas o en sus trabajos por agentes del Servicio de Protección la Naturaleza de la Guardia Civil (!!!!!), que venían a entregarles en mano una citación para que fueran a declarar a un juzgado porque el pasado año decidieron voluntariamente interrumpir su embarazo en una clínica madrileña.

En algunos casos, los agentes, que actuaron por orden de un juez que investiga abortos ilegales, se personaron en los domicilios de estas mujeres de noche, con sus hijos o su pareja contemplando la escena y sin saber previamente si éstos tenían o no conocimiento del asunto.

Miles de mujeres deciden abortar cada año en España. Para la inmensa mayoría no se trata de una decisión fácil, sino más bien todo lo contrario, y esa libre decisión sobre su cuerpo, su vida y su familia debemos asumirla con el mayor de los respetos y consideración. Quienes hayan pasado directamente por esa experiencia o hayan tenido cerca a alguien en esa situación saben de lo que hablo. Si quieren investigar a la clínica, que lo hagan, pero dejen en paz a las mujeres.

La irrupción policial en las casas parece una cosa de otros tiempos. Ayer mismo, el doctor Juan Reyes, director de la Clínica Gara, decía en LA PROVINCIA/DLP en una entrevista de Marisol Ayala que "las mujeres, como en la España negra, tendrán que volver a Londres para abortar". Porque esta investigación judicial, jaleada desde la Iglesia y desde sectores conservadores, está causando un daño moral a mujeres que en su día decidieron abortar dentro de los plazos legales establecidos para ello y, además, está haciendo saltar por los aires su derecho a la intimidad, creando en la sociedad un ambiente enrarecido y propenso para una nueva estigmatización de la mujer.

Y en medio de tanta inmundicia y falta de respeto hacia la gente, aparece una luz en el fondo del túnel que nos indica que la regresión al pasado no es total: los miembros de varios colectivos feministas, una mecha que prendió en Galicia, y ayer la dirección federal de Izquierda Unida, están presentando escritos de autoinculpación ante el juez, asegurando que ellas también abortaron o que acompañaron a alguien que lo hizo. A ver si tupen el juzgado ese.