En la universalidad de Josefina Plá, poeta, dramaturga, narradora, ensayista, critica de arte y periodista identificada desde joven con la cultura paraguaya, aparece siempre el nombre de Canarias, aunque su vinculación con las islas se debió a caprichos del destino: nació sobre la tierra, bajo el sol y junto al mar en el pequeño islote de Lobos, simplemente porque su padre, farero, fue destinado allí aunque luego estuvo en otros islotes, permaneciendo en las islas sólo cinco años. Es curioso que en varios estudios biográficos de Josefina la ignorancia de algunos la hace venida al mundo en Paraguay, cuando su vinculación se debe a su matrimonio el 17 de diciembre de 1925 en la parroquia de San Sebastián, en Almería, con el artista de aquel país Andrés Campos Cervera, siendo cierto que su vida transcurrió en tierras paraguayas, donde incluso falleció en 1999.

Es conocido casi todo sobre la vida, la obra y la natalidad canaria de Josefina Plá que algunos autores la hacen venida al mundo en 1909, cuando en realidad nació el 9 de noviembre de 1903 y que fue bautizada con los nombres de María, Josefa, Teodora, el 27 de diciembre siguiente en la pila de la entonces ermita y que había sido parroquia de San Marcial del Rubicón de Femés, adscrita en aquel tiempo a la parroquia de Yaiza, y de la que era encargado el párroco de esta última Nicolás Rodríguez, como consta en su partida inscrita en el libro 3 folio, 226v./227. Femés fue municipio independiente hasta que en 1952 se agregó al Ayuntamiento de Yaiza. De sus padres ya se dirá, pero sepamos que sus abuelos paternos fueron Leopoldo Plá y Juan, natural de Orihuela, y María Josefa Botello Rizo, que lo era de Santa Pola, y maternos Antonio Guerra Muñoz, de Alicante y Carolina Muñoz Sánchez, de Callosa de Segura. Fueron padrinos Francisco Segarra Linares, natural de Finestrat, farero del lanzaroteño faro de Pechiguera, y Vicenta Serrano García, de Villajoyosa. Recordaba Josefina que su padre le contaba que la llevaron desde la playa hasta la ermita de Femés, distante unos seis kilómetros, en un camello y que sus amigos acompañaron al matrimonio en el bautizo llegando de diferentes zonas de la isla "en unos cuarenta camellos".

Pero ¿sabemos algo más de lo ya conocido sobre por qué nació en Lobos y por qué sus padres llegaron al islote? Leopoldo Plá Botella, natural de Santa Pola (casado con Rafaela Guerra Galván, nacida en la también alicantina isla de Tabarga), llegó como consecuencia de un expediente iniciado en 1901 y concluido a principios de 1903 a que fue sometido cuando se encontraba en un faro de Almería con otros funcionarios "torreros de faros" (popularmente conocidos como fareros), entre los que también figuraba su padre que lo era también, "por sus responsabilidades al haber solicitado traslados y ascensos de forma antirreglamentaria". En el expediente se dictamina que "con independencia de las penas de suspensión de empleo temporal serán trasladados a faros de los de peores condiciones, siempre que los traslados sean compatibles con el buen servicio". El faro de Lobos, conocido como "Martiño" se encendió por primera vez el 31 de mayo de 1865.

Llegó a Lobos, primero como suplente el 27 de abril de 1903 sustituyendo a Guillermo Yborra y el 13 de junio siguiente se le nombra titular, siendo presumible que su esposa ya llegara en estado de buena esperanza porque el 9 de septiembre se le conceden unos días de permiso para trasladarse a Las Palmas probablemente acompañando a su mujer para ser revisada por algún medico, de cuyo viaje regresó el 13 de octubre. El matrimonio Plá-Guerra, que vivía en el mismo faro, permaneció en Lobos, incluida su pequeña hija de meses allí nacida y bautizada en Femés, hasta el 15 de abril de 1904 en que fue trasladado al de Pechiguera, donde vivió hasta el 22 de marzo de 1907 en que de nuevo se le traslada al de Alegranza donde nació el 4 de abril de aquel mismo año un nuevo hijo que en el bautismo se llamó igualmente Leopoldo. En Alegranza permaneció hasta julio de 1908 en que fue destinado al de Pajares, en Guipúzcoa, según los datos recogidos en el "Diario del Servicio" de los faros aquí reseñados. Todavía lo encontramos en 1934 en el faro de Gurrucha, en Almería, año en el que el padre de Josefina Plá pide un nuevo destino, desconocido para nosotros.