La clase política recurre al despectivo demagogia cada vez que un oponente desde un atril exige que se retraigan perras de una partida para colocarlas en otra que tenga mayor encaje en los parámetros del populismo ortodoxo. El Gobierno canario ha calculado sus ingresos para el año venidero en 6.821,2 millones de euros, y entre tantos no se cuentan las tradicionales ayudas que enviaba a los ayuntamientos para emergencia social o escuelas infantiles. Los municipios se están mordiendo las uñas. No me motiva hacer el caldo gordo a los alcaldes y alcaldesas que en la pretérita era de la opulencia se dedicaron a asumir lo que no era suyo aplicando la lógica del cuanto más reparta, más estómagos agradecidos se acordarán de mí a la hora de votar. Dicen que con 13 millones se arreglan para atender las necesidades más básicas de los ciudadanos. Calderilla.

El Gobierno asegura que el presupuesto se ha hecho a partir de criterios de justicia y no es cuestión de dudarlo, pero cuando se está hablando de que las neveras se vacían, hasta la justicia pierde el sentido.

Tienen, tenemos, hambre. Y como dijera El Roto, debemos comer para, al menos, poder vomitar.