Una de la mañana del lunes y la web del Ministerio del Interior -muy bonita y que navega a la misma velocidad que el USS Enterprise cuando los klingon se cabrean- no es capaz de parir el 100 % del escrutinio al Senado. Tecnología de última generación, pero los sufragios definitivos se resisten. "¿Qué pasa aquí?", pregunta una redactora visiblemente molesta por no tener su tabla lista para rotativa. "Pues si arreglas algo, pásate por San Mateo, que todavía van al 88 % después de tres horas contando votos", apunta otro compañero desde la letanía. "Oye, que creo que ha ganado Rajoy", remata un tercero al que no le falta sorna. El colmo se lo lleva el infografista que espera con paciencia nipona la mágica cifra de los tres dígitos para rematar la portada. Misión imposible: el gráfico se fija con un puñetero 99,99 %, todo un consuelo -es un decir- cuando ves que los compañeros de otros medios se quedan en el 99,94. Así es la noche electoral, una carrera en contra del tiempo en la que se entremezclan las guerras que algunos mantienen con sus conciencias con las que otros libran con sus quehaceres. Y el trasfondo lo dejo para otros, que tras tanto porcentaje no está hoy uno para cosas más profundas...