El nombramiento de los nuevos primeros ministros de Grecia, el tecnócrata Lukas Papademus, y de Italia, el asimismo tecnócrata Mario Monti -por supuesto de ideología conservadora neoliberal- constituye una excepción a las reglas del juego de las democracias. En esta ocasión los famosos y misteriosos mercados han sustituido a los partidos políticos en su función constitucional de elegir a las autoridades. No hay casos similares en la Europa democrática de la posguerra mundial, salvo el del ascenso del legendario general De Gaulle al poder civil. Con la IV República al borde del abismo, todos los ojos de la nación miraron al héroe que mantuvo el espíritu de la Francia Libre y que hizo frente, con gallardía y temeridad, al régimen colaboracionista de Vichy. Presidente del Gobierno provisional hasta 1946, vuelve a la arena política para solucionar el enquistado problema de Argelia y la endémica inestabilidad del sistema. A punto de que estallara un golpe de estado contra el primer ministro Pflimlin, De Gaulle asume el cargo el 1 de junio de 1958 y consigue plenos poderes del presidente Coty. Liquida la IV República y funda la V, votada masivamente. En 1959 arrasa en las urnas con su 'movimiento para la Nueva República'. Al año siguiente obtendría la presidencia venciendo con el 78 % de los votos.

Fue un momento excepcional, y un hombre excepcional. Nada que ver con los episodios griego e italiano; Papademus y Mario Monti no son generales victoriosos de la guerra contra la especulación financiera que ha desatado la gran crisis mundial, sino todo lo contrario. Son expertos del bando cuya codicia ha desatado el mayor ataque a los poderes políticos desde que se fundó la Unión Europea. Han sido ideólogos de la prevalencia de los mercados sobre los votos; esos mercados han terminado por convertirlos en parte de la solución tras haber sido colaboradores voluntarios en la gestación del problema. El profesor Monti fue director europeo de la Trilateral, lobby neoliberal fundado en 1973 por el banquero Rockefeller. Miembro del Club Bilderberg, asesoró a ¡Goldman Sachs! durante el periodo en que esta compañía ayudó a ocultar el déficit del gobierno griego de Karamanlis. Y ya que hablamos de esto, Lukas Papademus fue economista jefe del Banco de Grecia desde 1985 hasta 1993; luego, vicegobernador y gobernador en 1994, hasta mayo de 2002. Vicepresidente del BCE, con Trichet, imparte clases en Harvard.

Pero... ¿constituyen solo un caso aislado?, ¿o puede propagarse esta patología a otros países que sufran los ataques especulativos contra su moneda? Portugal cambió de gobierno -como lo ha hecho España el 20-N y sustituyó al socialista Sócrates, sin que se hayan aplacado los mercados. Al contrario, como dicen en el campo, "a peor la mejoría". Dice el refrán que "cuando las barbas de tu vecino veas quemar, pon las tuyas a remojar". Ni los gobiernos fuertes -por ahora- están a salvo del contagio. Alemania, Francia y algún despistado del Este o pequeño engreído por el efecto placebo de una vacuna milagrosa, destaparon la botella del genio. ¿Conseguirán encerrarlo de nuevo?

Lo cierto es que los que están de acuerdo con las tesis de Fukuyama, muy realistas, de que la democracia y los mercados no tienen sustituto mejor y son por lo tanto el modelo histórico final de convivencia, tienen que revisar parcialmente las conclusiones. Impotentes ante los ataques de los invasores del crac, algunas democracias han sido obligadas a desviarse del camino de la soberanía del pueblo y optar por salvadores profesionales impuestos. ¿Es acaso parte del remake fascista y populista? A pesar de la apariencia de que Merkel y Sarkozy timonean con firmeza, lo cierto es que la Unión va sin rumbo. Que encalle y naufrague, o no, depende de que se sepa dar a tiempo el golpe de timón.

(tristan@epi.es)